miércoles, 22 de abril de 2020

CARTA TRIGESIMOCTAVA o DE SI ES BUENO QUE TE REGALEN UN CABALLO


CARTA TRIGESIMOCTAVA
o DE SI ES BUENO QUE TE REGALEN UN CABALLO


Miércoles, 22 de Abril.


Hace ya unas semanas, no me acuerdo a cuenta de qué, escuche a alguien contar aquella vieja historia del caballo y la buena suerte.


Un joven recibe de regalo un precioso caballo. Y todo el pueblo celebra su buena suerte. Al cabo de unos días el joven cae de su montura y se rompe una pierna, queda cojo y no puede trabajar en el campo. El pueblo lamenta ahora su mala suerte. Pero al poco comienza una guerra y reclutan a todos los jóvenes del pueblo y los envían al campo de batalla, mientras que nuestro protagonista se queda en casa. Y todo el pueblo debe volver de nuevo a celebrar su buena suerte. Y entonces...


He visto esta historia contada de diversas formas y la puedes alargar lo que quieras con infinitas derivadas de las causas y efectos que provocan situaciones afortunadas que se convierten en lamentables que a su vez se convierten en afortunadas. Pero creo que con ese breve resumen es suficiente para entender cuál quiere ser la moraleja del cuento. A veces lo que a primera vista o a corto plazo es malo, se convierte en bueno a medio o largo. O al revés.


Esta historia tiene sentido estos días. Un dato que hoy parece bueno puede ser la antesala y la causa de un dato malo mañana y a la inversa.


Por supuesto toda cifra de fallecidos es siempre mala. Cuanto mayor sea el número de fallecidos, peor es el dato, sin duda. Pero queda margen para otras lecturas adicionales.


Hay países que empezaron con datos malos y finalmente no han resultado tan malos. Hay países que poníamos como ejemplo y resulta que hoy andan mal. Hay situaciones que a día de hoy no sabemos valorar. Un mal dato de hoy puede ser un dato que ayude mañana y al revés.


Un corolario podría ser que tengamos cierta paciencia a la hora de hacer críticas a los responsables públicos. Salvo los que mientan, desprecien el conocimiento o jueguen conscientemente con fuego, como son los casos de Trump y Bolsonaro o, en una segunda categoría, López Obrador o Boris Johnson, creo que a los demás les debemos cierto margen.


Las comparativas entre estados no pueden basarse en una foto fija. Un cuadro concreto de un día determinado no nos cuenta toda la historia. Lo cierto es que se requieren lecturas más amplias para tener una visión global, lecturas que seguramente no seamos capaces de hacer hoy. Para saber si el chico del cuento, con su caballo pero con su cojera, ha sido más afortunado o más desafortunado que sus vecinos en el campo de batalla necesitamos perspectiva. Para comparar la situación sueca con la española también.


Para juzgar cómo ha respondido la Unión Europea necesitaremos también tiempo y perspectiva. Podemos por supuesto criticar esta medida o aquella demora, pero para juicios más generales me aguardaría un poco.


Los entrenadores y los comentaristas de fútbol suelen decir una frase que viene al caso: esto no es cómo empieza, sino cómo termina. Por una vez, quizá su discurso nos sirva.

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