CARTA
EXCLAUSTRADA TRIGÉSIMOPRIMERA
o
DE CÓMO DESTRUIR ESTÚPIDAMENTE
Miércoles,
15 de Abril.
La
decisión del presidente norteamericano Donald Trump de suspender el
pago de las cuotas norteamericanas a la OMS y culparla de la
extensión de la pandemia, muestra el tipo de persona que es: un
político que nunca busca soluciones a los problemas, nunca busca
cooperación, nunca busca aprender de los errores, nunca busca
mejorar, que prefiere buscar un culpable, un enemigo, un chivo
espiratorio, alguien a quien humillar e insultar para distraer la
atención sobre su propia incompetencia.
Lo
lamentable es que le funciona. Es muy triste, pero le resulta
efectivo. Al parecer, a pesar de haber avanzado en esta crisis de
tropiezo en tropiezo, de error en error, de estupidez en estupidez,
de insulto en insulto, su popularidad en el país está en uno de sus
momento más elevados. No me pidáis que os lo explique.
Es
cierto que la OMS ha cometido errores en el desarrollo de esta
crisis. ¿Quién no los ha cometido al gestionar una situación
compleja? Pero desde luego han sido errores menores, más
justificables y discretos que los del propio Trump. Y no lo digo
porque quiera defender a uno y criticar a otro, sino porque la OMS ha
cometido los errores propios de interpretar en tiempo real
información insuficiente en cada momento y se ha tenido que corregir
varias veces sobre la marcha, mientras que Trump ha ido por detrás
despreciando el conocimiento científico y a los expertos y
moviéndose al ritmo de sus caprichos e intuiciones. Por eso defiendo
que unos y otros errores no son de la misma naturaleza.
No
dudo de que la OMS sea un organismo con mucho margen de mejora en
múltiples aspectos. Pero si algo hemos visto claro estas semanas es
que necesitamos organismos internacionales que centralicen la
información, tengan una visión global y puedan hacer
recomendaciones generalizadas y servir de dinamizadores de una
cooperación internacional política y científica absolutamente
imprescindibles. ¿Puede la OMS jugar ese papel?
La
OMS es una de las hijas del espíritu del 45 del que hablamos en una
carta pasada, ¿os acordáis?. Su constitución fue aprobada en Nueva
York en 1946.
Esta
constitución encomienda a la OMS una tarea gigantesca. Veamos sus
dos primeros artículos (el segundo de ellos contiene un listado muy
largo, no es necesario que lo leas entero, lo puedes saltar, pero sí
quiero copiarlo para que veas la extensión de su mandato).
Artículo 1: La finalidad de
la Organización Mundial de la Salud será alcanzar para todos los
pueblos el grado más alto posible de salud.
Artículo 2: Para alcanzar
esta finalidad, las funciones de la Organización serán:
a) actuar como autoridad
directiva y coordinadora en asuntos de sanidad internacional;
b) establecer y mantener
colaboración eficaz con las Naciones Unidas, los organismos
especializados, las administraciones oficiales de salubridad, las
agrupaciones profesionales y demás organizaciones que se juzgue
convenientes;
c) ayudar a los gobiernos, a
su solicitud, a fortalecer sus servicios de salubridad;
d) proporcionar ayuda técnica
adecuada y, en casos de emergencia, prestar a los gobiernos la
cooperación necesaria que soliciten, o acepten;
e) proveer o ayudar a proveer,
a solicitud de las Naciones Unidas, servicios y recursos de
salubridad a grupos especiales, tales como los habitantes de los
territorios fideicometidos;
f) establecer y mantener los
servicios administrativos y técnicos que sean necesarios, inclusive
los epidemiológicos y de estadística;
g) estimular y adelantar
labores destinadas a suprimir enfermedades epidémicas, endémicas y
otras;
h) promover, con la
cooperación de otros organismos especializados cuando fuere
necesario, la prevención de accidentes;
i) promover, con la
cooperación de otros organismos especializados cuando fuere
necesario, el mejoramiento de la nutrición, la habitación, el
saneamiento, la recreación, las condiciones económicas y de
trabajo, y otros aspectos de la higiene del medio;
j) promover la cooperación
entre las agrupaciones científicas y profesionales que contribuyan
al mejoramiento de la salud;
k) proponer convenciones,
acuerdos y reglamentos y hacer recomendaciones referentes a asuntos
de salubridad internacional, así como desempeñar las funciones que
en ellos se asignen a la Organización y que estén de acuerdo con su
finalidad;
l) promover la salud y la
asistencia maternal e infantil, y fomentar la capacidad de vivir en
armonía en un mundo que cambia constantemente;
m) fomentar las actividades en
el campo de la higiene mental, especialmente aquellas que afectan las
relaciones armónicas de los hombres;
n) promover y realizar
investigaciones en el campo de la salud;
o) promover el mejoramiento de
las normas de enseñanza y adiestramiento en las profesiones de
salubridad, medicina y afines;
p) estudiar y dar a conocer,
con la cooperación de otros organismos especializados, cuando fuere
necesario, técnicas administrativas y sociales que afecten la salud
pública y la asistencia médica desde los puntos de vista preventivo
y curativo, incluyendo servicios hospitalarios y el seguro social;
q) suministrar información,
consejo y ayuda en el campo de la salud;
r) contribuir a crear en todos
los pueblos una opinión pública bien informada en asuntos de salud;
s) establecer y revisar, según
sea necesario, la nomenclatura internacional de las enfermedades, de
las causas de muerte y de las prácticas de salubridad pública;
t) establecer normas uniformes
de diagnóstico, según sea necesario;
u) desarrollar, establecer y
promover normas internacionales con respecto a productos
alimenticios, biológicos, farmacéuticos y similares;
v) en general, tomar todas las
medidas necesarias para alcanzar la finalidad que persigue la
Organización.
Este
es el mandato que la comunidad internacional, es decir, los propios
estados le han encomendado. La OMS debe emitir recomendaciones que
afectan a la salud y las libertades de millones personas y que tienen
consecuencias sobre la economía mundial. Debe decidir en tiempo real
con información limitada y cambiante, datos inciertos que se
corrigen a cada rato y conocimiento técnico o científico que
también es limitado. Cada decisión interactúa con los datos de
formas insospechadas.
Aún
así pedimos a la OMS precisión inmediata y sin margen de error.
Fijaos, en la crisis anterior de la gripe A la OMS hizo unas
recomendaciones muy prudentes. Pero como la enfermedad no terminó
por ser tan grave como podía haber sido, se la culpó de alarmismo y
de connivencia con las multinacionales farmacéuticas (por su
recomendación de compra masiva de vacunas). Es absolutamente
imposible anticipar con exactitud el alcance de una enfermedad
contagiosa vírica de este tipo, como bien sabemos su desarrollo
depende de miles de factores interrelacionados de manera compleja.
Pero lo que sí sabemos es que siempre tendremos a la OMS para
culparla de haber sido muy prudente, si la cosa termina por
controlarse, o muy poco previsora, si no lo consigue. En todo caso
siempre les acusaremos de ser una burocracia cara e ineficiente.
Pero,
¿es realmente cara? A la OMS le pedimos, como hemos visto en su
constitución, que lidere en el mundo la lucha contra las
enfermedades, que proporcione información científica rigurosa, que
impida o resuelva los brotes de ébola en África, que asegure la
vacunación universal, que erradique la polio, que preste asistencia
de emergencia a los países o que facilite información en tiempo
real y avances científicos eficaces contra el reto actual del
coronavirus. ¿Qué presupuesto deberíamos darle para hacer eso con
cierta solvencia?, ¿cuánto calculas?, ¿con 10 veces el presupuesto
de salud de un estado medio crees que sería suficiente?
Pues
bien, la OMS tiene en este momento una quinta parte del presupuesto
de salud de una comunidad autónoma como Andalucia, la cuarta parte
del presupuesto de sanidad de la comunidad de Madrid o de Cataluña,
la mitad del presupuesto de sanidad del País Vasco o aproximadamente
el mismo presupuesto que la consejería de sanidad de Galicia.
¿Seguiremos diciendo que se trata de una burocracia cara?, ¿crees
que es posible con ese presupuesto asumir las tareas que le hemos
encomendado?
Pero
además de no tener presupuesto sus poderes son reducidos. Si
estuviéramos en una clase de Derecho Internacional podríamos
estudiar sus órganos (a partir del artículo 9 de la Constitución)
y sus respectivos poderes, y comprobaríamos que son bastante
reducidos para afrontar su tarea.
Es
decir que la OMS tiene que hacer frente a un extensísimo mandato con
un presupuesto y unos poderes muy limitados. Aún así la OMS ha
coordinado, liderado o participado en importantes avances en la salud
global, desde la lucha contra la polio o la erradicación de la
viruela, al aumento de la esperanza de vida o la mejorar de la salud
materno infantil.
A
pesar de ello la OMS es uno de los objetivos preferidos de los
creadores de bulos y de los amantes de las teorías conspirativas,
así que era fácil presa para las tontas iras de Trump. A algunos
les encanta creer, basados en ridículas coincidencias o en simples
intuiciones, que la OMS es un monstruo burocrático al servicio de
malvadas multinacionales del medicamento o de los intereses más
extraños.
Os
puedo contar en primera persona que he participado en algunos grupos
de trabajo de la OMS y tengo que decir que he visto siempre a grandes
profesionales que no tienen otro fin que “alcanzar para todos los
pueblos el grado más alto posible de salud”, como dice el mandato
de la organización. ¿Significa eso que los expertos de la OMS lo
deben saber todo sobre el coronavirus?, ¿que no van a equivocarse en
sus análisis o recomendaciones? Obviamente no. Pero sí que
necesitamos a la OMS para aprender y avanzar juntos en esta lucha.
¿Que
China tiene mucho que esconder en todo este asunto? Yo sí lo creo.
Lo creía ya -y lo dejé por escrito- cuando Trump les felicitaba, en
su estilo pegajoso, por sus éxitos. Pero no creo que de esto se
pueda culpar a la OMS más que al propio Trump.
En la sociedad de riesgo global nos interesa, incluso egoístamente, que todos los pueblos gocen de un sistema sanitario capaz de evitar o hacer frente a las amenazas. Necesitamos una autoridad mundial que haga frente a estas crisis, que fomente el derecho a la salud, los sistemas sanitarios dignos, el conocimiento científico y la calidad de la asistencia. Pero sin dinero y sin autoridad es imposible. Congelar los presupuestos de la OMS, cuestionar su autoridad y aumentar lo que de ella esperamos es el camino seguro para la frustración y el fracaso.
La
OMS tiene los defectos propios de toda burocracia internacional.
Comete errores, sin duda. Pero la necesitamos ahora mas que nunca. Si
queremos que mejore tenemos tres caminos:
-
dotarle de más medios;
-
dotarle de más autoridad;
-
incorporarla con más peso en la gobernanza global.
Son
exactamente los tres frentes que la política de Trump ataca.
Es
un enorme desastre para el mundo. Para nuestra esperanza en un mundo
que pueda afrontar conjuntamente con mayor inteligencia y eficiencia
sus problemas comunes.
Hoy
quiero recomendar Allegro ma non troppo o Las leyes fundamentales
de la estupidez humana. Carlo Cipolla explica en un librito tan
inteligente como divertido que “algunos estúpidos causan
normalmente sólo perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a
ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a
comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que
tiene una persona estúpida depende (…) de la posición de poder o
de autoridad que ocupa en la sociedad.” . También nos explica “en
qué consiste el poder de la estupidez”: “los estúpidos son
peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta
difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido (…) No
existe modo alguno racional de prever si cuándo, cómo y por qué,
una criatura estúpida llevará cabo su ataques. Frente a un
individuo estúpido, uno está completamente desarmado (y se) hace
extremadamente difícil cualquier contraataque (…) con una sonrisa
en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el
estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes,
destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder
dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin
malicia, sin remordimientos y sin tazón. Estúpidamente”.
Impecable... estimado Mikel. Gracias
ResponderEliminar¡Muchas gracias, mi generoso y anónimo amigo!
ResponderEliminarErrar.......y sus aciertos cuántas vidas han salvado a lo largo de su historia....
ResponderEliminarGracias Mikel por tus reflexiones diarias!!
Gracias a ti, anónimo lector, por ayudarnos a no mirar sólo los errores, sino también sus aciertos y sus contribuciones!
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