CARTA
EXCLAUSTRADA VIGESIMOCTAVA
o DE REINVENTARSE
Y HACERSE ESENCIAL
Domingo
12 de Abril.
Los
domingos publico una columna en los diarios del Grupo Noticias (DEIA,
Noticias de Gipuzkoa y Noticias de Álava). No estoy muy seguro si la
columna de hoy es una reflexión, un homenaje o una confesión. Tal
vez se las tres cosas.
Un buen amigo comenta en Facebook que "antes, durante y después de la crisis necesitamos a las personas con iniciativa, con creatividad, con capacidad de asumir riesgos y equivocarse, personas capaces de cooperar y hacer equipo, personas que buscan la excelencia y la comparten con la comunidad. Entiendo que has homenajeado a ese tipo de personas...". Pues sí, ésa era la intención.
Un buen amigo comenta en Facebook que "antes, durante y después de la crisis necesitamos a las personas con iniciativa, con creatividad, con capacidad de asumir riesgos y equivocarse, personas capaces de cooperar y hacer equipo, personas que buscan la excelencia y la comparten con la comunidad. Entiendo que has homenajeado a ese tipo de personas...". Pues sí, ésa era la intención.
Me
toca pasar la emergencia en casa mientras miles de personas salen por
la mañana o por la noche, según sea el turno, a cumplir con su
deber para mantener el sistema de salud y que los transportes o los
suministros funcionen, para que haya luz, agua e información o para
que Internet funcione, para que tengamos pan del día y fruta fresca,
o para mil otros servicios que olvido o incluso ignoro. Son los
llamados sectores esenciales.
Pero
hay otros trabajadores a los que yo llamaría los esenciales
sobrevenidos o, dicho de una forma más bonita, los que se han
querido reinventar para devenir esenciales.
Hay
empresas que nada sabían de todo esto hace un mes y hoy hacen
mascarillas, respiradores o piezas o servicios para responder a la
emergencia. Yo quiero contar dos experiencias que tengo cercanas, por
ser amigos o familiares sus protagonistas. Usted seguramente conocerá
otras.
Sherpa
es una empresa especializada en Inteligencia Artificial. Es una de
las pocas empresas capaz de competir en Silicon Valley sin salir del
país. A mí eso me parece al menos tan meritorio como llegar a la
final de la Copa. Al frente está la inteligencia no artificial de
Xabier Uribeetxebarria que acaba de poner a disposición de
Osakidetza un programa capaz de anticipar datos y poder así tomar
mejores decisiones. Casi nada.
Hay
una pequeña empresa en Arratia, Lekun, especializada en cauchos y
elastómeros. Una empresa que ha querido hacerse esencial. Ha
respondido desarrollando fuelles y unas piezas muy específicas y
delicadas, casi artesanales, de las que nada sabían hace tres
semanas, para respiradores que están siendo ensayados ya con éxito.
A la cabeza está el tesón y la visión, que no son de goma ni
caucho, sino de carne, hierro y espíritu, de Iñaki Lekunberri.
Son
empresas que podrían estar cerradas. A la espera de una resurrección
milagrosa por decreto o a la espera de los acuerdos del Eurogrupo o
del gobierno y la oposición. Pero no esperan a que escampe y ver qué
pasa, sino que trabajan, con seguridad máxima y máximo entusiasmo,
para hacer que escampe antes y mejor para todos. Sólo así estaremos
mejor preparados para cuando se pueda salir del refugio y debamos
mantener, en lo que se pueda, el empleo. Sólo así se podrá
mantener una sanidad pública buena para todos y que podamos pagar
entre todos.
Usted
conocerá a otros Xabierres e Iñakis. Son los otros sectores
esenciales sobrevenidos, reinventados que, junto con los sectores ya
justamente reconocidos como esenciales, nos están sacando de ésta.
Yo
busco contribuir con mi disciplina y con mi trabajo. Me toca aportar
desde casa a través de las palabras y las ideas, los papeles y las
videoconferencias. Según se mire es mucho o poco. En los momentos en
que pienso que es muy poco, al menos me reconforto pensando que tengo
cerca personas como Xabier e Iñaki de las que estar orgulloso.
Debería ser yo capaz de escribir una columna digna de un premio
Pulitzer, una columna que elevara ánimos o salvara vidas, para estar
a su altura.
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