El artículo fue escrito antes de que la Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y Política de Seguridad, Federica Mogherini, estableciera ayer mismo la posición oficial europea:
"A referendum on independence has been announced by the Kurdistan Regional Government for 25 September 2017.
The European Union reiterates its steadfast support for Iraq's unity, sovereignty and territorial integrity. Unilateral actions, such as the proposed referendum, is counterproductive and must be avoided.
The EU recognises there are outstanding issues between Erbil and Baghdad that need to be resolved. This should be done through a peaceful and constructive dialogue leading to a mutually agreed solution based on the full application of the provisions of the Iraqi Constitution. The EU welcomes the UN initiative to facilitate a dialogue and offers its support to such a process if requested."
En mi versión (no he encontrado traducción oficial) sería algo así como:
"La Unión Europea reitera su firme apoyo a la unidad, soberanía e integridad territorial de Iraq. Acciones unilaterales, tales como el referéndum propuesto, son contraproducentes y deben evitarse.
"La UE reconoce que hay asuntos pendientes entre Erbil y Bagdad que deben resolverse. Esto debe hacerse a través de un diálogo pacífico y constructivo que lleve a una solución mutuamente acordada basada en la plena aplicación de las disposiciones de la Constitución iraquí. La UE da bienvenida a la iniciativa de la ONU para facilitar un diálogo entre las partes y ofrece su apoyo de la UE a este proceso si este apoyo es solicitado".
Quien lea en mi artículo mis comentarios sobre la posición norteamericana, entenderá bien porqué esta posición europea me parece demasiado parcial y un poco cínica. Una repuesta demasiado plana ante un dilema complejo.
Y ahora la foto del artículo y el texto más abajo:
El
otro referéndum
Hay un referéndum
que se celebrará (o no) en Cataluña el día 1 de octubre. Hay otro
que tendrá lugar (o no) en el Kurdistán iraquí sólo unos días
antes, el 25 de este mes. Entre ambos procesos hay enormes
diferencias de todo orden, pero también algún curioso paralelismo.
El Kurdistán, usted
lo sabe bien, se encuentra en Asia Occidental, en la encrucijada de 4
países clave del Oriente Próximo: Iraq, Irán, Turquía y Siria. No
parece un lugar fácil para vivir, pero los kurdos han resistido en
la zona lo indecible, casi milagrosamente, sin perder su identidad.
Kurdistán ha vivido dos tentativas de independencia que terminaron
ambas en aborto. La primera fue un espejismo. El Tratado de Sèvres,
al terminar la Primera Guerra Mundial, reconocía la independencia de
la parte turca del Kurdistán. Pero este acuerdo no llegó a entrar
en vigor y el Tratado de Lausanne que lo sustituyó renunció al
proyecto. El segundo ensayo tuvo lugar en la zona iraní, tras la
Segunda Guerra Mundial, al amparo de la Unión Soviética y con la
denominación de República de Mahabab. Pero los soviéticos
abandonaron el experimento y el territorio de la malograda república
fue a los pocos meses reincorporado a Irán.
Las penalidades del
pueblo kurdo han sido terribles. Uno de los momentos más duros fue
el ataque con armas químicas en la ciudad de Halabja, en el
Kurdistán iraquí, perpetrado en 1988 por Sadam Hussein y Alí el
Químico, en el que murieron unas 5.000 personas. Ambos pagaron el
crimen con la horca. Ahora, 30 años después, el papel clave jugado
por los militares kurdos -y las valientes milicianas- en la lucha
contra el Estado Islámico ha fortalecido sus posiciones militares y
políticas.
El caso es que este
verano las autoridades de la región kurda de Iraq han convocado un
referéndum de autodeterminación. Los límites de la región están
claros en el norte y por el este, marcados por las fronteras con
Siria, Turquía e Irán. Pero por el oeste hay territorios en disputa
con otras regiones de Iraq, situación que dificulta cualquier
negociación. La importante y rica ciudad de Kirkuk, por ejemplo,
está en juego.
Este referéndum no
cuenta con el acuerdo ni la autorización de Bagdad. El parlamento
iraquí, en votación de hace unos pocos días, ha resuelto
considerar el referéndum como inconstitucional y llama al gobierno
a "tomar las medidas necesarias" para impedir el proceso. A
los pocos días el Parlamento regional kurdo iraquí ha respondido,
en un retador juego de legitimidades y soberanías, apoyando el
referéndum y desobedeciendo a la capital.
En este contexto la
celebración (¿resulta aquí celebración la mejor palabra?)
del referéndum se dificulta y, en caso de celebrarse, sus efectos
pueden complicar una situación regional ya de por sí muy convulsa.
Iraq no permitirá
el referéndum ni aceptará sus resultados, si llegara a celebrarse.
Turquía e Irán, ambos con zonas kurdas, no van a reconocerlo
tampoco. Estados Unidos pide paciencia y posponer el proceso,
temiendo que el conflicto desestabilice aún más la región y
debilite la lucha contra el Estrado Islámico, en la que los y las
militares kurdos han jugado tan bravo papel.
Para complicar un
poco la vida a los amantes de los esquemas binarios en blanco y
negro, Israel se cuela en el proceso como su único apoyo en la zona.
El Presidente Netanyahu ha afirmado que “Israel apoya los legítimos
esfuerzos del pueblo kurdo para lograr un Estado propio”.
Se me ocurren poco
casos tan claros como el kurdo que merezcan un reconocimiento
internacional como sujeto de un ejercicio de autodeterminación. La
posición de la mayoría del pueblo kurdo es favorable no sólo al
referéndum, sino también a la independencia. Aunque también hay
diferencias internas, problemas serios de corrupción y rivalidades
familiares por el control.
El momento es malo
para un referéndum, es cierto, pero siendo honesto tampoco se me
ocurre qué otro tiempo podría ser mejor, si nunca hay voluntad
política, ni la va a haber. Posponer el proceso, sin un plan
concreto, como propone los Estados Unidos, no es más que exigir al
más débil que renuncie a sus demandas legítimas. No es equilibrado
afirmar que el referéndum unilateral creará inestabilidad, sin
añadir al tiempo que la negativa previa a cualquier forma de acuerdo
es, cuando menos, igualmente responsable. Pero seamos realistas, sin
acuerdo con Bagdad y sin apoyo regional, el futuro del proceso parece
muy poco prometedor.
Hay quien espera un
acuerdo de última hora avalado por los Estados Unidos, o quizá por
la propia ONU, que permitiera el retraso del referéndum con dos
condiciones: fecha cierta para convocarlo de nuevo de manera acordada
y resultado vinculante. No sería mala solución, pero parece harto
improbable.
No sé ustedes, pero
yo veo aquí un dilema. Y un dilema, por definición, tiene difícil
solución porque todas las opciones tienen sus pros y sus contras.
Ante un dilema, si alguien cree tener una respuesta clara y
categórica, es que o bien el asunto no era realmente de un dilema o
bien no lo ha pensado suficiente.
No, no quería yo
hablar de Cataluña, sino del Kurdistán. A pesar de las infinitas
diferencias, alguna analogía podría caber, pero no haré
comparaciones. Este artículo termina aquí. Lo que no podrá negarme
usted es que en los próximos días, en los ratos que las noticias de
Cataluña lo permitan, merece la pena dedicar también un poco de
atención a este otro referéndum.
Muy interesante, Mikel.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario, Maria-Dolors!
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