lunes, 28 de agosto de 2017

Me acabo de hacer socio de 5W

Me acabo de hacer socio de 5W.




5W es un proyecto/revista/web/comunidad de periodismo internacional. Me gustaría explicar porqué me he hecho socio. No quiero dar lecciones a nadie, sólo contar mis razones.


Desde su nacimiento, hace ya un par de años, sigo el proyecto de 5W. Es una empresa compuesta por un grupo de nueve profesionales especializados en periodismo internacional: enviados especiales, fotógrafos y escritores. Algunos tan conocidos como Mikel Ayestaran o Xavier Aldekoa. El nombre hace referencia a las míticas 5 preguntas a las que el periodismo debe responder:  who, what, where, when & why.


Estos periodistas, que andan entre los treintaytantos y los cuarentaypoquitos, han apostado por hacer un proyecto de periodismo independiente y de calidad, con imagen y textos cuidadísimos, de autores que están sobre el terreno, hablan con la gente, saben mirar, saben leer y saben transmitir con conocimiento, sin dogmatismos ni maniqueísmos, realidades que son muy complejas y no reductibles a una simplista peli de buenos y malos. Hay fotos que son auténticas obras de arte, otras son impactantes, otras cuentan una historia o retratan una persona o una étnica o un país. Estos periodistas recorren los caminos y ven el dolor o la grandeza o la curiosidad, son capaces de toparse con gente interesante, actores, testigos o víctimas, y nos traen con respeto sus historias para que cada uno vayamos completando nuestro propio puzle, nuestra propia visión, sin necesidad de tutores que nos den las conclusiones preconcebidas en papilla.


 https://www.revista5w.com/ 


El periodismo de calidad es un elemento imprescindible en una sociedad democrática. Sin periodismo de calidad es mucho mas difícil que los ciudadanos podamos ir creando nuestro criterio con un mínimo de fundamento. Si nos alimentamos sólo de noticias de agencia mil veces copiadas y reproducidas y vueltas a copiar y reproducir, adquirimos un conocimiento de titulares, limitado y muchas veces conducido por intereses políticos o económicos. Pero, peor aún, si nos alimentamos de lo que las redes sociales, sin conocimiento, sin rigor, sin responsabilidad, sin calidad, nos suministran, terminamos dando por buena cualquier cosa que confirme nuestros prejuicios, nos limitaremos al escándalo de turno, a la denuncia sin futuro, a la crítica sin proyecto.


En tiempos de la postverdad el periodismo de calidad es necesario y es responsabilidad de todos hacerlo posible. Y sin embargo nos hemos acostumbrado a no querer pagarlo. Leemos el periódico en el bar y pagamos el café y al camarero, pero no al fotógrafo que ha sacado la imagen o al periodista que ha escrito la crónica o al pensador que ha escrito el artículo de opinión con que untamos el café. Lo lógico será que el café sea cada vez mejor y el periodismo cada vez de menor calidad. Es fácil indignarse al saber las miserias que los medios pagan por las crónicas de periodistas que andan por el mundo con la mochila, la libreta de notas y el portátil, o las fotos, o los artículos de opinión. Es fácil culpar a los grandes medios. Pero nosotros, como consumidores, también mandamos con nuestro dinero, nuestra compra, nuestra muestra de interés, nuestro tiempo.


Pero lo peor de todo es que nos costará darnos cuenta esa pérdida de calidad si perdemos el gusto por el tono mesurado, por la idea fina, por el argumento original y bien construido, por la historia bien contada, con tiempo y saber hacer. Nos dará todo igual porque buscaremos el trazo grueso, el lugar común, el escándalo fácil, la polémica más tonta que será sustituida mañana por otro escándalo más tonto, pero mayor, porque necesitamos aumentar cada día la dosis de falsa polémica para mantener el efecto de impostada indignación. Nos creemos que así desafiamos al sistema y a los poderosos, pero es todo lo contrario: lo que verdaderamente puede desafiar el sistema sólo puede ser el rigor, el conocimiento compartido entre diferentes con tiempo y esfuerzo, el respeto a la opinión distinta, la profesionalidad y la calidad de conocimiento, la fiabilidad y la responsabilidad. Lo demás es circo y espectáculo. Me da lo mismo que se refiera al conflicto árabe-israelí, a la corrupción o al tráfico de armas internacional: si sólo nos interesa el escándalo descontextualizado, la denuncia sin comprobación o el argumento más ruidoso, contribuimos a la confusión y al mantenimiento de lo que creemos denunciar.


Para ir más allá necesitamos periodistas profesionales y pagados dignamente, no becarios que copien noticias pescadas de otros medios, por un extremo, y locutores estrella, por el otro. Necesitamos rigor y cocina a fuego lento. Necesitamos gusto por el lenguaje y por la imagen. Necesitamos educar el argumento y la idea. Necesitamos medios de calidad. Necesitamos profesionales, artistas y artesanos.


Y sólo hay una forma de conseguir medios de calidad que paguen dignamente el trabajo que lo merece y que lo hagan así posible: pagar por lo que decimos valorar, no esperar que nos venga del cielo, no esperar que el estado lo pague todo, no esperar que la publicidad obre el milagro de separar el grano de la paja. Hay que participar.


Nos cuesta aportar en proyectos culturales. Pero si no hay cultura independiente, sino hay iniciativas que se arriesgan (librerías, salas de exposiciones, revistas, salas de conciertos, grupos de teatro, lo que sea), si no hay sociedad que premia o sostiene esas iniciativas, no hay democracia realmente participativa y nos limitamos a los codazos para llegar primero a la ventanilla de la administración de turno.


Desde su creación, hace un par de años, he retwiteado bastantes cosas de 5W, incluidas sus campaña de socios o micropatrocinio, e incluso me había hecho eco aquí, en mi blog, de algunas de sus cosas. Pero no había dado el paso de poner algo más. Este verano, tras la lectura de Hijos del Nilo, de Xavier Aldekoa, y de Oriente Medio, Oriente Roto, de Mikel Ayestaran, ha llegado el momento de aportar mi granito de arena y me hecho socio de este proyecto, para así apoyar el periodismo internacional de calidad hecho por gente de mi generación (bueno, vale, lo reconozco, yo soy un poco menos joven, pero no mucho) y mi entorno geográfico y cultural. ¿Tiene sentido lo que digo?


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Si te han interesado estos comentarios, tal vez quieras echar un vistazo a:


- El periodismo de la pifia 7.Julio.15
- De periodistas, información y ciudadanía. 22.Julio.15
- Fotos que cuentan una historia. Otra forma de mirar el periódico. 10.Julio.15
- Fotos que tienen historia, significado, valor y firma 5.Abril.17
- Día Mundial de la Libertad de Prensa: ¡Que prospere el periodismo! 3.Mayo.15
- Historias siriacas. 25.Julio.17

viernes, 25 de agosto de 2017

En el Anuario de Derechos Humanos de la Universidad de Chile

La semana que viene se presenta en Santiago de Chile el Anuario de Derechos Humanos de la Universidad de Chile. En este Anuario tengo el honor de participar con un artículo sobre "El Derecho Humano a la Ciencia: un viejo derecho con mucho futuro".

 http://www.anuariocdh.uchile.cl/index.php/ADH/index 


Tal como indica el resumen publicado por el propio Anuario mi artículo trata de lo siguiente:
"Cuando hablamos del derecho humano a la ciencia se puede pensar que nos referimos a un derecho nuevo, creado recientemente para hacer frente a los desafíos que la ciencia y la tecnología generan en nuestra sociedad del siglo XXI. Sin embargo, el derecho a la ciencia es un derecho ya recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. Lo podemos encontrar incluso antes, en el sistema regional interamericano, en particular, en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre. Pocos saben que, de hecho, los países lationamericanos, en general, y Chile, muy en particular, tuvieron un papel crucial en el reconocimiento universal de este derecho. La primera parte del artículo está dedica a explicar la historia de este derecho y su reconocimiento jurídico internacional. En una segunda parte estudiaremos su situación institucional actual en el ámbito de las Naciones Unidas y, finalmente, en la tercera parte indagaremos en las características de este derecho, su contenido normativo, elementos y tipo de obligaciones que crea."


El Anuario es una muy prestigiosa publicación que, como dice su Directora Myrna Villegas en la presentación, "a contar de 2017  ha pasado a formar parte del Directory of Open Access Journals (DOAJ), una base de datos y directorio en línea de revistas de distintas partes del mundo, cuyo contenido cumple con estándares científicos de investigación, al contar sus papers con revisión y evaluación de pares. De esta forma, el Anuario ha subido un peldaño más en los estándares científicos de indexación".

El acceso al conocimiento es uno de los contenidos normativos clave del Derecho a la Ciencia, por eso tiene mucho significado esta coincidencia en el tiempo de la publicación de mi artículo y su entrada en este directorio de acceso abierto.

Agradezco a la Profesora Myrna Villegas, doctora en Derecho por la Universidad de Salamanca, su muy atenta invitación a participar en este Anuario y a su muy competente equipo la profesionalidad con la que han llevado todo el proceso, ayudándome a mejorar aspectos importantes del artículo con sus comentarios y sugerencias.

Para aquellos que se encuentren en Santiago el día 30, adjunto la invitación a asistir a la citada presentación.



jueves, 24 de agosto de 2017

Principio de no discriminación por orientación sexual

Hoy escribo en El Correo un artículo titulado de una forma un tanto provocadora: "¿Tienen los homosexuales derecho a nos ser discriminados?"


En el texto explico la evolución histórica del principio de no discriminación hasta incluir a día de hoy, en el ámbito internacional y en muchos estados, la no discriminación por orientación sexual (y también por identidad sexual, recogiendo así las necesidades de todo el colectivo LGTBI).


Repaso un caso concreto presentado ahora ante los tribunales de los Estados Unidos que puede significar un paso atrás en esta evolución histórica.


Espero que el artículo les parezca interesante y razonable que haya optado por un título tan provocador como, a mi juicio, necesario para hacer ver la gravedad de la situación que comento:


 http://www.elcorreo.com/opinion/homosexuales-derecho-discriminados-20170824195244-nt.html 




¿Tienen los homosexuales derecho a no ser discriminados?


El principio de no discriminación es uno de los pilares del Estado de derecho. Nadie puede ver condicionado su acceso a derechos y oportunidades en razón de su color de piel, su sexo, religión o su origen étnico.


La comunidad internacional que surgió de la Segunda Guerra Mundial aprendió de los horrores sufridos y especialmente de la persecución contra los judíos. Por este motivo la Carta de la ONU de 1945 (algo así como la Constitución de la comunidad internacional) incluía entre sus principios fundacionales «el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión». La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 amplió los motivos de discriminación: «toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición». La Declaración añadió, como se ve, referencias abiertas («cualquier otra índole», «cualquier otra condición») que permitieran una interpretación actualizada del principio de no discriminación según la sociedad y sus necesidades evolucionaran.


Sin embargo, la discriminación por razón de la orientación sexual, es decir, la discriminación contra los homosexuales, es una realidad aún aceptada legalmente en muchos países (lo mismo puede decirse, en un sentido más amplio, sobre la población LGTBI). Hay que recordar que este es un colectivo no sólo discriminado, sino directamente perseguido, acosado, violentado y penalizado en muchos países con penas de cárcel e incluso la pena de muerte.


Siendo la Declaración Universal uno de los documentos más logrados de la historia, no deja de ser, en su vocación por la dignidad humana, una creación humana y por tanto histórica y cultural. A pesar de la bella idea de que «todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos», en aquel momento la homosexualidad era aún, para los países más abiertos, un tabú que ocultar, para los menos, una aberración que perseguir.


Por eso la Declaración Universal y los distintos tratados que la desarrollan no incluyeron explícitamente la discriminación por motivo de orientación sexual entre los supuestos prohibidos. La cláusula de discriminación típica de los tratados de derechos humanos de los años 60 seguía diciendo aquello de «sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole».


Desde entonces ha sido labor de los órganos que controlan e interpretan cada uno de los tratados, es decir, de los comités de tratados de la ONU, establecer que la discriminación por orientación o identidad sexual está incluida en esa «otra índole» de la que hablan los textos y, consecuentemente, prohibidas por el derecho internacional. Si bien hay algunos estados que se manifiestan de vez en cuando en contra de esta interpretación, como Irán, por ejemplo.


Estados Unidos se encuentra ahora ante un debate paralelo a este proceso histórico que les comento. La Ley de Derechos Civiles de 1964 (Civil Rights Act), presentada por el presidente Kennedy, prohibía la discriminación por motivos de «raza, color, religión, sexo u origen nacional». Ya en tiempos de Obama, la Oficina Gubernamental de Igualdad de Oportunidades estableció que esta cláusula debía ser entendida, acorde a nuestros tiempos, en el sentido de que incluye la prohibición de discriminación por orientación sexual.


Ahora, una corte federal estudia un recurso contra el despido de un trabajador por el hecho, según queda acreditado en primera instancia, de que un cliente protestó tras ser atendido, en un curso de paracaidismo, por un instructor homosexual.


Lo más sorprendente de este asunto es que el Departamento de Justicia del Gobierno Trump, sin estar directamente implicado en el caso, ha querido motu proprio, en un movimiento inusual en casos privados, presentar un informe ante el tribunal recomendándole que dictamine que el principio de no discriminación del Civil Rights Act de 1964 «no incluye la discriminación basada en la orientación sexual», y que por lo tanto este tipo de discriminación «no es contraria a la ley».


Este informe no obliga a la corte, pero es indudable su peso político. Además, el documento hace referencia a la condición del Gobierno como empleador, con lo que se adelanta así a desvincularse explícitamente de la no discriminación por motivos de orientación sexual (o identidad de género). ¿Le parece a usted un escenario imposible que el propio Gobierno pudiera discriminar por este motivo, y consecuentemente excesiva la preocupación que expreso? Pues el mismo día en que el informe fue presentado ante el tribunal, el presidente Trump publicó en Twitter su intención de terminar con la presencia de personas transexuales en el ejército. Asentar una interpretación restrictiva del principio de no discriminación sería clave para poder llevar a cabo este tipo de propósitos.


Veremos en qué termina este caso, que está llamado a marcar un hito en la lucha contra la discriminación en los Estados Unidos, pero resulta de entrada inquietantemente revelador que el Gobierno Trump se movilice para forzar una interpretación de las cláusulas legales antidiscriminatorias en el mismo sentido que Irán.

viernes, 11 de agosto de 2017

Hôzuki, flor y libro


 http://www.nordicalibros.com/hzuki-la-libreria-de-mitsuko 


Es delicado, sutil, sensible. Bellísimo. Muy atento al detalle mínimo, a los cambios de la naturaleza y el clima, al nombre exacto de la planta y a su forma, a su fruto o flor y su color. Cuidadoso con la palabra y con el silencio, con lo que se dice y con lo que se debe callar, con la tradición y con el pasado del que no puedes escapar. En ese sentido puede decir que cubre lo que el tópico espera de la literatura japonesa clásica en dosis ligeras, mínimas, en poco más de 100 páginas que leer en una o dos sentadas.


Pero también es de alguna forma universal, a pesar de que toda la trama sucede en Japón, y moderno o incluso cosmopolita y, desde luego, multilingüe.


"...vuelvo a ver un fruto del hôzuki vivo y naranja, como una luz."
Quizá en todo ello, el libro "Hôzuki, la librería de Mitsuko", es como su autora, Aki Shimazaki: japonesa, traductora, políglota, escritora en francés, y residente en Canadá.


 http://www.elcultural.com/blogs/tengo-una-cita/2017/06/las-tres-mujeres-de-aki-shimazaki/ 
Aki Shimazaki, en foto de El Cultural


El libro, impecablemente editado por Nórdica Libros, es una buena recomendación de Imanol, librero de oficio, gusto y espíritu, en la fantástica GAROA liburudenda, cuya visita no debes perder cuando pases por Zarautz (en pleno casco viejo, en Trinitate kalea 7).

sábado, 5 de agosto de 2017

Militares, Trump y sentido común

Hoy escribo en DEIA y Noticias de Gipuzkoa sobre Trump, algunos militares norteamericanos y el sentido común.


Tienes el enlace al periódico enlazado aquí, más abajo copio la imagen del artículo publicado y finalmente abajo copio el texto, para que puedas leerlo de la forma que más cómoda te resulte.


A ver qué os parece:




MILITARES, TRUMP Y SENTIDO COMÚN




hace unos meses el presidente Trump presentó sus presupuestos que incluían una importante reducción de los fondos dedicados a la diplomacia, la ayuda al desarrollo, los derechos humanos, y la participación en la ONU y otros organismos internacionales. Por contra se proponía un importante incremento de los gastos militares. Lo lógico sería pensar que los militares estarían encantados con ese plan. Pero no fue así.


Los militares en servicio no pueden opinar al respecto, como sucede en cualquier democracia seria, pero tomaron la palabra los militares en retiro. Hasta 120 almirantes y generales de 3 y 4 estrellas retirados firmaron una carta en la que mostraban su firme convicción de que apoyar la diplomacia y el desarrollo son fundamentales también para la seguridad nacional, que las crisis del presente (desde los desplazados al ébola) no tienen una respuesta únicamente militar, que la reducción de la diplomacia supone más inseguridad y que “si no financias la diplomacia necesitarás más munición”.


Los generales decían que, desde su experiencia en el terreno, habían aprendido que luchar contra el terrorismo es también luchar contra la desesperanza, la falta de oportunidades y la injusticia y que para ello es necesaria la diplomacia, el desarrollo, los derechos humanos (especialmente los de las mujeres y las niñas), la transparencia y la lucha contra la corrupción, el acceso al agua, la seguridad alimentaria, el control del contrabando y muchas otras cosas que solo se pueden hacer desde la diplomacia, la cooperación y los órganos del multilateralismo, como la ONU, y no con más armas o soldados.


Es una carta breve que muchos de nosotros podríamos, con matices o cambios menores, suscribir. Está llena de sentido común y conocimiento de causa, pero me temo que precisamente por ello resultará difícilmente comprensible para un hombre como Trump, con cero sentido común y nula experiencia internacional, salvo en breves estancia en hoteles de 5 estrellas, acompañado de modelos y especuladores.


Hace un par de semanas el presidente Trump parece que tuvo una conversación rápida con algún militar sobre la presencia de transexuales en el ejército y los supuestos altos costes de sus necesidades sanitarias específicas. Fiel a su estilo, Trump, sin contrastar esa información con quienes saben del tema, sin solicitar ningún dato o estudio, y sin consultar con las personas de su equipo al frente de esas competencias, anunció en Twitter que eso habría acabado y que ya no permitiría la presencia de transexuales en el ejercito. La respuesta del General Joseh Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto, fue ejemplar, asegurando que ellos no discriminarían entre las personas a su mando y que no cambiarían su quehacer por un tuit.


Alguien, con tanta mala baba como humor, filtró el dato de que los gastos de viagra y otros potenciadores de la erección para los militares retirados suponían 10 veces más que todos los gastos producidos por las necesidades específicas de los transexuales, operaciones de cambio de genitales incluidas. No ha dicho nada Trump desde entonces sobre los gastos de viagra, parece desde luego más sensible e identificado con este tipo de problemática.


Jamás habría pensando yo en escribir un artículo alabando a militares norteamericanos, pero me gusta sorprenderme a mí mismo de vez en cuando, es lo bueno de estar vivo y tener los ojos abiertos. Trump resulta tan grotescamente ignorante, burdo e irresponsable que, a su lado, por contraste, cualquiera que muestre un poco de sentido común, cierto conocimiento de causa, algún respeto por los datos y la verdad, un asomo de civismo y un mínimo de valor para mostrarlo, parece, si no tanto como ejemplar, al menos sí decente.

jueves, 3 de agosto de 2017

Buena práctica de presentación de Observaciones Finales

Entre el día 31 de mayo y el primero de junio celebramos en el Palais Wilson de Ginebra el diálogo entre la delegación de Uruguay y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU, del que informé este blog aquí para el día 31 y aquí para el día 1. Por cierto, les diré que estoy especialmente orgulloso de la calidad de este debate dado que tuve el honor de ser el relator del Comité para este proceso con Uruguay.




En este diálogo se debaten los informes periódicos presentados por el estado y la situación de los DESC en el país. Este proceso termina formalmente con la aprobación y publicación por parte del Comité DESC del documento de Observaciones Finales (también conocido como Conclusiones y Recomendaciones) para cada país: Conclusiones sobre la situación de los DESC en cada país y las Recomendaciones para mejorarla en los próximos 5 años (cada ciclo de informes dura 5 años).


Digo que el "proceso termina formalmente" porque tan importante como el propio documento de Conclusiones y Recomendaciones -¡o seguramente más!- es el uso que cada sociedad, cada país hace de ese informe. Por eso el Comité siempre termina su informe con un párrafo estándar que dice:

El Comité pide al Estado parte que dé amplia difusión a las presentes observaciones finales en todos los niveles de la sociedad, así como entre los funcionarios públicos, las autoridades judiciales, los legisladores, los abogados, la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, y las organizaciones de la sociedad civil, e informe al Comité sobre las medidas que haya adoptado para aplicarlas en su próximo informe periódico. También lo alienta a que recabe la participación de las organizaciones de la sociedad civil en los debates que se celebren a nivel nacional para la implementación de las presentes observaciones finales y antes de la presentación de su próximo informe periódico.



No son muchos los estados que se preocupan por la difusión en su país de las Observaciones Finales del Comité. Más bien al contrario, son a veces reticentes a que los actores sociales (ONGs, juristas, organizaciones sociales de base...) conozcan bien sus derechos y la interpretación que de ellos hace el Comité de la ONU encargado por los estados y la comunidad internacional para ello.


Por eso cuando uno conoce una buena práctica de difusión social y de comunicación de estos documentos por parte de un estado, no puede por menos que reconocerlo y difundirlo.


En concreto les diré que las Observaciones Finales para Uruguay se aprobaron el 23 de Junio y fueron publicadas en la página web de la ONU el día 20 de Julio. Aquí tienen el acceso al documento.


Pues bien, en menos de dos semanas desde la publicación del documento por parte de la ONU el Estado uruguayo ya ha organizado un evento oficial de información pública para darlo a conocer. Quiero felicitar a Uruguay por la ejemplar iniciativa que se une a la de organizaciones sociales, medios de comunicaciones y comunicadores sociales que ya habían difundido en el país la experiencia. Ver, por ejemplo, aquí el completo artículo de Valeria España titulado "Desde el Palais Wilson".


El evento fue organizado por el Ministerio de Relaciones Internacionales en coordinación con la Presidencia de la República, la Secretaria de Derechos Humanos, el Poder Judicial y otros órganos del Estado como puede verse en la invitación cursada al efecto:


 https://www.fundacionbl.org/noticia/57/difusion-de-las-observaciones-finales-del-comite-desc-de-la-onu-a-uruguay 
En la presentación los distintos agentes presentes dieron su opinión sobre el proceso y sobre sus resultados. Esta opinión puede ser legítimamente discrepante en algunos puntos con la del Comité, aunque en general se dijo que el documento era "pertinente" para el país y su realidad del momento, dado que lo importante de un diálogo no es que ambas partes tengan exactamente la misma visión sobre todo (entonces no habría diálogo, sino monólogo ante el espejo) sino que sepamos escucharnos mutuamente y aprender juntos, cosa que creo que en este caso ha sucedido. Y lo importante es que se dé a conocer el documento para que, a partir de su lectura, cada uno pueda opinar y seguir trabajando.


Quiero recocer y agradecer al estado de Uruguay la presentación de nuestro trabajo a su sociedad (además ha tenido bastante eco en medios nacionales). Y quiero animar a los tres poderes del estado y a la sociedad civil uruguaya que puedan trabajar este documento y deseo que les resulte útil el camino de mejorar la situación de los DESC en el país y poder tener otro buen diálogo en el Comité dentro de 5 años. 

En su día celebré públicamente "la calidad y buena disposición de la delegación". Añadí que "ha sido un diálogo realmente constructivo y en ciento sentido modélico. Uno de los mejores diálogos que yo recuerdo por su calidad, tono, actitud y sentido". Me alegro mucho de que esas buenas sensaciones se vean confirmadas con este ejemplar modelo de comunicación pública.