En el año 2016 la American University (su Facultad de Derecho, llamada Washington College of Law) me contrató para dar un curso semestral titulado "Estudios Avanzados en Derechos Humanos". He dado ya tres ediciones de este curso y desde el año pasado tengo el honor de formar parte, como Adjunct Professor, de su Faculty (o profesorado, que lo llamaríamos en español).
Es para mi, por tanto, un orgullo enterarme de que la American University ha sido colocada en los rankings del National Jurist como la segunda mejor universidad de los EEUU para estudiar Derechos Humanos:"Top schools for Human Rights Law" (en el sistema norteamericano School o College es, en este contexto, lo que nosotros llamaríamos Facultad). Aquí la noticia y aquí el reportaje completo firmado por uno de los editores asociados de la revista, Tyler Roberts.
National Jurist es la principal publicación norteamericana dedicada específicamente a los estudiantes de derecho, y su sección PreLaw, está especialmente dedicada a guiar a los estudiantes preuniversitarios que quieren estudiar derecho. En su último número estaba revista presentaba tres rankings, las mejores universidades para estudiar Criminal Law (es decir, derecho penal), Health Law (derecho de la salud o de la medicina) y Human Rights Law (Derechos Humanos).
En este ranking, en la especialidad de Derechos Humanos, se coloca a la American University con la nota máxima (A+), sólo por debajo de la Universidad de Minnesota (por su gran Human Rights Center), y por encima de universidades clásicas y míticas como el Boston College, la UCLA, Mckinney School of Law de la Universidad de Indiana, Fordham University (la excelente universidad de los Jesuitas en Nueva York), la Berkeley School of Law de la Universidad de California o la New York School of Law, que puntúan con una A. Con una A- puntúan universidades tan importantes en el mundo del derecho como Virginia, Miami o la ultra prestigiosa Stanford.
Entre los aspectos que se destacan está su sistema de enseñanza on-line, del que yo me beneficio ampliamente pudiendo dar clases allí donde esté, en mi casa en Getxo (mis hijos se han acostumbrado y repiten en broma algunas de las frases que les parecen más graciosas), en las sesiones del Comité en Ginebra o en cualquier misión (he dado clases desde Chile, Marruecos o México, por ejemplo, además de varias ciudades europeas, lo cual es un interés adicional para el alumno que quiere saber qué estás haciendo allí, qué cuestión concreta de derechos humanos estás tratando allí, y sirve así también como motivador de sus sueños o proyectos profesionales. En tanto la conexión sea buena, todo funciona bien).
En el anterior número de esta revista aconsejan a los estudiantes de grado 4 programas de verano especializados en Derechos Humanos que desarrollan las universidades norteamericanas en todo el mundo (en esta ocasión sin rankings, sólo como reportaje). Uno en América Latina (el que la Universidad de Santa Clara -la universidad de los jesuitas en California- tiene en Costa Rica, muy valorado por su coordinación in situ con la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en dicho país); dos en Europa (el de la Universidad de Duquesne en el Trinity College de Dublín, y el de la DePaul University de Chicago junto a la Humbolt de Berlín); y finalmente uno seleccionado en los EEUU que es precisamente el del Washington College of Law de la American University, del que se comenta sobre sus "world-renowned experts" y sus " impressive faculty members". Según esta revista, la facultad "ofrece un currículum innovador y diverso hecho a la medida para ajustarse a las necesidades de los profesionales que se especializan en derechos humanos."
Fue un pequeño grupo de seis mujeres que en la década de los 90 del siglo XIX quisieron estudiar derecho pero no eran admitidas en las universidades del momento bajo el argumento de que las mujeres no tenían una mentalidad jurídica ("women did not have the mentality for law", como les escribió, en su carta de rechazo, la Columbian School of Law). Estas mujeres, que habían tenido que estudiar en el despacho de abogados del marido de una de ellas, a la hora de acreditarse como abogadas tuvieron, ante la inexistencia de una facultad que quisiera acogerlas, que crearse una nueva: así nació en 1896 el Washington College of Law, con una primera promoción de 6 mujeres. Como ellas querían una facultad abierta e igualitaria ya en 1897 admitieron al primer hombre. Aquí la foto de la primera promoción:
Washington College of Law es así la primera Facultad de Derecho creada por mujeres y, posteriormente, fue la primera en tener una decana mujer. De hecho las primeras decanas fueron mujeres y luego hubo casi 70 años de decanos hombres hasta la actualidad, donde tenemos de nuevo una decana mujer, la canadiense y afroamericana Camile Nelson, que ya rompió otras barreras al ser la primera mujer negra en llegar al secretariado general del Tribual Supremo de Canadá y la primera mujer y la primera persona negra en ser decana de la Facultad de Derecho de Suffolk en Boston.
Otro día les cuento con más detenimiento la historia de estas mujeres que crearon la facultad, una historia de entereza y lucha por la igualdad y la dignidad de la mujer en el ámbito académico y profesional, que merece la pena conocerla.
Un orgullo ser parte de esta universidad y de esta escuela de derecho que une historia, valores y un presente de innovación y calidad, especialmente en el ámbito de los derechos humanos.
Excelente, las becas son de gran ayuda siempre. Pero si se irá a estados unidos, siempre es bueno estar informado con cosas como el año academico en usa y algunas cosillas mas.
ResponderEliminar