Quiero mostrar que un asunto que puede parecer muy lejano, técnico y gris, resulta sin embargo apasionante por sus implicaciones políticas y sociales, y por sus consecuencias prácticas en nuestra vida.
Los anglosajones suelen decir eso de "if you want to know, follow the money". Esta expresión puede sonar muy cínica, pero, si la interpretamos con suficiente flexibilidad, tiene su sentido. Pues eso, que si quieres saber a qué damos realmente importancia en Europa, mira a dónde va nuestro dinero. Si nos interesa el futuro de Europa es el momento de hacer ese ejercicio y participar en él, por medio de nuestras instituciones y representantes. Es lo que, de alguna forma, como comentarista de la actualidad internacional, intento hacer yo aquí con mis modestos medios: participar con mi opinión.
Aquí tienes el enlace al artículo si quieres ir a la página del periódico. Si lo prefieres, aquí abajo la captura del mismo o, si te resulta más cómodo, más abajo lo puedes leer directamente.
PRIORIDADES
EUROPEAS
La Comisión Europea
anda estos días haciendo sus cuentas para definir el próximo Marco
Financiero Plurianual, el decir, las grandes líneas presupuestarias
de la Unión Europea para los años del 2021 al 2028. Así dicho le
podrá parecer a usted un asunto meramente técnico, pero le aseguro
que en este debate se deciden cosas que tendrán consecuencias
importantes para nuestro futuro. Es ahí donde se hace política,
tanto o más que en los titulares más llamativos o en los programas
sensacionalistas que nos entretienen con mucho morbo y pocas nueces.
Este marco
presupuestario va a definir a muy grandes rasgos qué líneas
prioritarias tendrá la Unión Europea en los próximos 10 años, en
qué nos gastaremos el dinero los europeos, qué queremos hacer, a
qué vamos a dar importancia. Este marco presupuestario viene
mediatizado por el BREXIT, que elimina a uno de los contribuyentes
más importantes, y por otras circunstancias sobrevenidas como los
nuevos retos de la inmigración y las políticas del cambio
climático.
La Unión Europea
necesitará tanto aumentar sus ingresos como reducir algunos gastos.
En el capítulo de ingresos hay dos vías que se exploran: el aumento
de contribuciones de los estados y la creación de un impuesto
propio, como podría ser el que gravara los plásticos, medida que
sumaría una finalidad medioambiental a la financiera.
Ayer mismo las
partes que estaban negociando el nuevo gobierno alemán se
comprometieron a aumentar la contribución alemana y se suman así al
liderazgo francés por un nuevo impulso europeo. Los partidos
alemanes muestran una apuesta europeísta en un momento en que una
alianza con el liderazgo de Macron puede hacer avanzar una Europa
potente y relevante, tras el susto del BREXIT. A veces, tanto a los
humanos como a las organizaciones, un duro golpe nos ayuda a crecer,
superarnos y mejorar.
En el capítulo de
los recortes habrá pelea, lo verán, pero la primera propuesta de
los comisarios europeos trae ideas interesantes. Se anuncian ciertos
recortes en políticas tradicionales como los fondos de cohesión,
agrícolas y de infraestructuras, mientras que se priorizan los
programas educativos, como ERASMUS, y a las inversiones de ciencia y
tecnología enmarcadas en el que resulte heredero del actual programa
Horizonte 2020. A este fin se está dispuesto incluso a aumentar
fondos.
A España no le
gusta esta dirección, pero hace mal, a mi juicio. En lugar de
aferrarse a unos fondos que fueron importantes pero que ya deberían
estar superados (especialmente la desproporcionada y cuestionable
partida agrícola), España, como país ya contribuyente, debería
sumarse a la oportunidad de priorizar la educación europeísta y el
I+D. España debe mirarse a sí mismo como un país que quiere estar
en la élite mundial del talento, la creatividad y la creación de
ideas y riqueza.
Entiendo que hay
razones competenciales que lo dificultan, pero aún así sería bueno
que nuestras instituciones, españolas y vascas, aprovecharan esta
estela para reforzar sus políticas educativas y de I+D. Pero en
ambas partidas el aumento presupuestario no lo es todo. Es exigible
la rendición de cuentas, la calidad y los resultados. Sin ahogar a
nuestros investigadores en labores administrativas y exigiendo más
calidad que cantidad. Mejorando la educación pero sobre la base de
la evidencia científica, no de la moda innovadora de temporada, como
nos enseña la Cátedra de Cultura Científica de la EHU-UPV en su
programa “las pruebas de la educación”, que les recomiendo
vivamente.
Prioridades
europeas: I+D y educación europeísta. Yo a estas prioridades me
apunto.
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