domingo, 30 de septiembre de 2018

Los mayores defensores de los Derechos Humanos

Mañana es el Día Internacional de las Personas de Edad. El 1 de Octubre fue así designado por la Asamblea General de ONU en 1990, mediante la Resolución 45/106.


Por eso este fin de semana he publicado en El Correo el siguiente artículo:












LOS MAYORES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS






El 1 de Octubre se celebra, por acuerdo de la ONU, el Día Internacional de las Personas de Edad. Quizá esta expresión, personas de edad, suene a eufemismo, especialmente cuando en otras lenguas la ONU se muestra más directa: “older people” en inglés o “personnes âgées” en francés. Pero el diccionario de la Real Academia acepta la expresión “de edad” significando lo mismo: ”dicho de una persona: muy avanzada en la madurez”.





¿Cuánto de avanzada en la madurez es una persona de edad? La ONU incluye en este grupo a las personas mayores de 60 años. En nuestro entorno preferimos fijar la frontera en los 65. Ser persona mayor, ya lo sabemos, es algo relativo. Hace uno o dos siglos eran y se sentían ancianos a una edad en que ahora se hace deporte, se viaja y se toma parte en todo tipo de actividades sociales y culturales, es decir, a una edad en que se tiene un vida intelectual, física y social plena. Tampoco es lo mismo tener 65 años en Japón, Suiza o aquí, en Euskadi, (donde la esperanza media de vida está ya en 82 años) que en Sierra Leona, Botswana, Swazilandia o Lesotho (países que no llegan a una esperanza de 50).





El envejecimiento de las sociedades es un fenómeno, sin embargo, universal. Todos los continentes están aumentando su población mayor: desde el más envejecido, Europa, que tiene un 25% de población mayor en la actualidad y pasará a un 35% en el 2050; hasta el más joven, África, que pasará, en las mismas fechas, del 5 al 9%. La mejora de la sanidad, la alimentación, las condiciones de vida, así como las lógicas demográficas explican estas cifras.





La ONU nos pide que dediquemos el Día de la Personas Mayores de este año a los Derechos Humanos, dado que estamos celebrando el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La ONU nos invita a que recordemos el papel que juegan las personas que ya habían nacido cuando la Declaración se aprobó, el 10 de diciembre de 1948, en la defensa y promoción de los derechos humanos. Se trata de hablar de los mayores no sólo como sujetos de derechos, sino como defensores de sus propios derechos y de los de otros.





La Declaración Universal nació en un contexto histórico marcado por el fin de la Segunda Guerra Mundial y ese prólogo que fue la Guerra Civil española. Por eso uno piensa en quienes vivieron los horrores de aquellos años. Cada vez nos quedan menos testigos de Auschwitz o del bombardeo de Gernika, por poner dos ejemplos entre tantos posibles. La semana pasada murió Marceline Loridan-Ivens, pero hace unos meses que en la Universidad de Deusto tuvimos la oportunidad de escuchar a otro superviviente: Marian Turski. Hace poco pude escuchar con mis hijos los recuerdos de Luis Iriondo, el chico de Guernica. Mientras esto sea posible es nuestro deber escuchar y honrar a las víctimas que dan testimonio y son memoria y son así defensores.





En nuestro entorno tenemos personas de 70 años y más que luchan por los derechos de los menores, o de los inmigrantes o de las víctimas de violencia de género o de la violencia política o por los derechos económicos y sociales de los propios mayores, o personas que trabajan por la igualdad y la equidad o que promocionan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o el ejercicio de los derechos culturales y lingüísticos. Este 1 de octubre será su día.





El envejecimiento es un tremendo reto para nuestro país, que nos obliga a repensar el trabajo, la jubilación, las prestaciones sociales, los servicios y el envejecimiento activo y productivo. Es un reto que requiere de mucha innovación social, científica y tecnológica. Un reto que es económico y social.





Las instituciones de nuestro país parecen haber identificado bien el reto y apuntan estrategias ambiciosas. La Diputación de Bizkaia ha anunciado la semana pasada, tras la Bizkaia Silver Week, un Nagusi Intelligence Center de enorme proyección. La Diputación de Gipuzkoa había identificado ya esta cuestión como una de las prioridades estratégicas de su plan Etorkizuna Eraikiz y ha dado pasos concretos con el proyecto Adinberri, en Pasaia, que será un centro de servicios e investigación. Son iniciativas en la buena dirección: no se limitan a ver el envejecimiento como una carga y un costo (que lo es y hay que afrontarlo de forma realista y sostenible) sino también como oportunidad de creatividad y promoción económica, y sobre todo – lo más importante- como reto de mayor calidad de vida durante cada vez más años





Me quedo para terminar, con una reflexión de la experta independiente de la ONU para los derechos de las personas de edad, la chilena Rosa Kornfeld-Matte, en su informe sobre tecnología y robótica cuando dice que “el diseño de la tecnología de apoyo debe incorporar un enfoque basado en los derechos humanos. Las personas mayores deben participar activamente en el diseño y el desarrollo de la tecnología de apoyo y de la robótica. Deben también participar en todos los aspectos de la adopción de decisiones acerca de la introducción de esa tecnología. Los poderes públicos tienen que tomar todas las medidas para asegurar la participación activa de las personas de edad en la investigación, el desarrollo y la formulación de estas políticas“. Confío en que las citadas iniciativas de nuestras instituciones serán ejemplares a la hora de aplicar estos principios internacionales.





Allí nos veremos todos: unos un poco antes, otros un poco después.

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