Repaso la evolución habida en pocos años en materia de riesgos y amenazas a la seguridad. También hago una llamada a nuestra responsabilidad individual en la difusión de alguna de esas amenazas.
ARMAS,
INTERNET Y OTROS RIESGOS
La semana pasada los
directores de las seis agencias de inteligencia de los Estados Unidas
se presentaron ante el correspondiente comité del Senado para dar
cuenta de su informe anual conjunto sobre los riesgos (o amenazas)
globales. Entre estas seis agencias encontramos a las conocidas CIA o
FBI junto a otras más técnicas relacionadas con la seguridad
interior, la defensa nacional o la seguridad geoespacial.
Sobre el acto de
presentación en el Senado quiero darles una de cal y otra de arena.
Por un lado en la foto vemos a seis hombres blancos. Si repaso la
lista de los directores del FBI y la CIA desde su fundación, veo 46
hombres blancos. Parece que los entresijos de la seguridad y la
inteligencia corresponden en exclusiva a este grupo que representa
sólo a un tercio de la población.
El informe muestra
la enorme evolución habida en los últimos años en relación a las
cuestiones de seguridad. Todavía hace un par de décadas las grandes
agencias se centraban en los riesgos más clásicos asociados a las
confrontaciones militares. El terrorismo y los conflictos no
convencionales fueron ganando espacio con los años y muy rápidamente
devinieron ya ámbitos clásicos y consolidados de la inteligencia.
Las “nuevas guerras” de las que discutíamos vehementemente en
los años 90 se convirtieron pronto en saber convencional.
Lo que ahora ocupa y
preocupa a la agencias de inteligencia es algo más difuso y amplio.
Junto a aspectos previsibles y clásicos como la proliferación de
armas de destrucción masiva, la rivalidad con China y Rusia, el
control de los recursos energéticos o el terrorismo internacional,
nos encontramos con desafíos nuevos como los ciberataques, el
control de la información y los retos creados por las aceleradas
innovaciones científicas y tecnológicas, desde la biotecnología a
la inteligencia artificial.
Según la
inteligencia norteamericana el número de países tecnológicamente
capaces y políticamente dispuestos a producir ataques de
ciberseguridad se ha multiplicado por 10 en 10 años, pasando en la
actualidad de los 30, especialmente Rusia, China y Corea del Norte.
Estos ataques pueden incluir el borrado de datos clave o su secuestro
para ser fuente de chantaje, amenaza o rescate. Incluye también la
toma directa del control de bienes o servicios clave como medios de
información, cuentas bancarias, infraestructuras como puertos y
aeropuertos o el suministro de agua y energía. Otra particularidad
de estos ataques es que pueden tener una procedencia oscura, difusa,
donde las distinciones entre la decisión política, la acción de
los agentes púbicos y el quehacer de colaboradores más o menos
directos se diluye, haciendo más difícil su rastreo y la atribución
de responsabilidades.
El informe
responsabiliza a Corea del Norte de la creación y propagación del
virus WannaCry que en 2017 dio importantes problemas a empresas e
instituciones de todo el mundo. También le acusa del robo de 81
millones de dólares en el Banco de Bangladesh. Coincidiendo con esta
presentación, el Reino Unido se ha armado de valor y de datos para
responsabilizar a Rusia de algunos de los peores ciberataques de los
que ha sido objeto y que llegaron a afectar a 300.000 ordenadores.
La propagación de
noticias falsas y la contaminación interesada de la información es
uno de los mayores riesgos que corre nuestro sistema democrático. En
España también ha sucedido, aunque aún hay algunos grupos
políticos que, por tontos prejuicios ideológicos, parecen
interesados en ignorarlo y ridiculizarlo. En este asunto los
ciudadanos somos víctimas y agentes al tiempo. Cuando difundimos sin
criterio, reflexión, rigor ni responsabilidad la información que
nos gustaría creer, que confirma nuestros prejuicios, que insulta a
nuestro adversario, o que sin más nos parece morbosa o escandalosa,
sin importarnos la seriedad de la fuente o la veracidad de la
información, nos convertimos en agentes de inteligencia al servicio
de poderes públicos o privados ajenos. Lo que compartíamos ayer
quizá era mentira, pero ya hoy no nos acordamos ni nos importa. Nos
convertimos así en cómplices.
Una última
reflexión. La semana pasada fueron asesinadas 17 personas en un
colegio de Florida. En EEUU las armas en manos de la población civil
han provocado más muertos en un solo mes que todos los
norteamericanos muertos actos terroristas en últimos 10 años,
dentro y fuera del país, civiles y militares. Pero este informe que
comentamos y que estudia los riesgos para la seguridad del ciudadano
norteamericano no menciona este asunto. El Presidente del Comité de
Seguridad del Senado, Richard Burr, al que formalmente está dirigido
este informe, es el segundo político del país que más donaciones
recibe de la Asociación Nacional del Rifle, con cantidades de 6
ceros. No le veo pidiendo que el asunto se incorpore al informe del
año que viene.
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