domingo, 20 de marzo de 2016

Cruel, duro, escabroso, incorrecto... esperanzado, lúcido, divertido. ¿Te atreves a entrar?

Acabo de terminar el que seguramente es el libro más cruel, duro, escabroso, incorrecto y al tiempo esperanzado, lúcido, generoso y divertido que he leído en mucho tiempo.

http://www.blackiebooks.org/catalogo/instrumental/123
Edición española: editada por blackiebooks.org 
e impecablemente traducida por Ismael Attrache. 
Lo más curioso es que es todo eso a la vez, simultáneamente, junto. Que en un solo párrafo te puedes encontrar con el relato más lacerante, que te deja el alma en carne viva, la reflexion más lúcida y el chiste más cacajeante: una cosa detrás de la otra,  sin solución de continudad, y todo fluye con naturalidad página tras página en un ritmo casi hipnótico, cargado y ligero a un tiempo.

El libro es sabio y hasta optimista al final. De la forma más improbable ¡más imposible! acaba siendo esperanzado.

Es una libro duro, insoportablemente duro, porque relata los abusos y violaciones infantiles, y la degradación sexual más absoluta... incluso autoinfligida. Es insoportablemente duro porque cuenta años de encierros, psiquiatricos, dependencias, drogas, autolesiones, intentos de suicidios, autodestrucción.... de la forma más descarnada.

Es un libro lúcido porque de todo ello sacas lecturas útiles y sabias, de una finura piscologica pasmosa.

En un libro divertido hasta la carcajada, sí, literalmente, la carcajada, no en el sentido metafórico, sino real, físico, del que envuelve la mandíbula y mueve aire.

Y es un libro donde aprendes de música. Aprendes de historia de la múesica y de interpretación, pero más importante, aprendes a amar más la música. Y es un manifiesto por una nueva forma de acercarse a la música clásica que no pase por la arrogancia, el pavoneo intelectual y la caspa.

Y en un libro donde se aprende a enteder la profunda, insondable, infinita maldad del abuso sexual a menores, las consecuencias eternas de la pederastia.

Y es además un libro de aprendizaje, con mil anécdotas proteínicas de un hombre al que la vida en ocasiones le ha regalado algunas ventanas para escapar el horror que ha sabido aprovechar.

Y es, donde menos te lo podías esperar, un canto a la amistad incondicional y al amor.

Es un libro donde te puedes maravillar de que sí se puede, se pueden muchas cosas que nos decimos imposibles.

Este hombre ha  salido del infierno a un coste más alto que el que Midas podría pagar en toda una vida de ir toqueteaando cosas. Y el tío se permite terminar dándondos lecciones, sabias, atinadas, sobre las relaciones matrimoniales después de haberla cagado mil veces. Tal vez sea verdad eso de que cierto tipo de aprendizajes sólo se logran habiendo tocado fondo y habiendo pagado facturas muy caras.

No es un libro fácil,. Aviso. No sé si todo el mundo puede estar prepatado para leerlo, tal vez si te pille en un momento malo o con experiencias previas duras puede ser en momentos doloroso o muy desagradable. ¡Pero se aprende tanto!, ¡se siente tanto!, ¡te mueve tanto!, ¡te cambia tanto!, ¡se ríe uno tanto!

La edición española está muy cuidada. Y la traducción no se nota, no la percibes, estás relacionándote durante 300 páginas directamente con el autor, con James Rhodes. Lo cual supongo que es lo mejor que se puede decir de una tradución.

Si quieres un libro que no te deje indiferente, lo has encontrado... pero advierto: asume tu propio riesgo al meterte en el avispero emocional de sus páginas, luego no me pidas cuentas. ¿Te atreves?


James Rhodes con su mujer, Hattie Chamberlin, y su amigo, el actor Benedict Cumberbatch,
de los cuales se habla mucho en el libro.

2 comentarios:

  1. Me atrevo y hoy mismo me ha llegado por correo. También he de decirte que me encanta la transparencia, por lo que seguro que me entusiasma esta lectura, al igual que este Blog. Un abrazo desde Algorta.

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  2. Caray! Me lo has "vendido" tan requetebien que corro a buscarlo. Aunque tenga que tener a mano la escafandra por si me hace falta en esos momentos tan escabrosamente dolorosos que mencionas. El autor tendría que darte parte de los derechos de autor.

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