Hoy publico en DEIA y en Noticias de Gipuzkoa una reflexión sobre UNESCO, embajadores y lenguas, a raíz de unas declaraciones del nuevo embajador de España ante la UNESCO. Termino imaginando unas líneas de mayor participación vasca en la UNESCO.
P.D.: Las declaraciones del embajador Juan Andrés Perelló a las que hago referencia han sido reproducidas, con distintas intenciones y tonos, por varios medios, pero finalmente todos ellos beben del original en Europa Press al que remito por mayor neutralidad, rigor o, cuando menos, prudencia.
UNESCO,
embajadores y lenguas
El socialista valenciano Juan Andrés Perelló ha sido nombrado embajador ante la UNESCO. Perelló ha sido alcalde, diputado autonómico, senador, eurodiputado y miembro del Consejo Federal del PSOE. Le toca ahora liderar una embajada al frente de la cual he conocido a grandes embajadores diplomáticos, como el inolvidable Yago Pico de Coaña o, de una generación posterior pero de la misma talla diplomática, intelectual y humana, el donostiarra Ion de la Riva. He conocido también a buenos embajadores políticos, como la fallecida María Jesús San Segundo, nombrada por Zapatero tras ser cesada como Ministra de Educación.
Hay buenos y malos embajadores de carrera y buenos y malos embajadores políticos. La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), con parte de razón y parte de corporativismo, ha expresado “su preocupación” por este nombramiento y manifiesta su “disconformidad con el nombramiento de Embajadores denominados políticos, es decir, no pertenecientes a la Carrera Diplomática”. No me atrevo a ser tan tajante, pero entiendo que se debe especial vigilancia ante este tipo de nombramientos.
La ADE afirma que “ser embajador de España no se improvisa ni se aprende en unos pocos años. Es la consecuencia última de una carrera profesional que se inicia al superar unas exigentes oposiciones, a las que sigue una dilatada experiencia”. Estoy de acuerdo con lo primero: ser embajador exige una formación y experiencia muy concretas. No estoy seguro de lo segundo: a mi juicio puede haber excepcionalmente trayectorias adicionales a la principal. Me interesa más la persona, su formación, sus ganas, su interés, su experiencia, su buena voluntad, su valentía y sus capacidades que el escalafón puro. Esta persona puede provenir, si las circunstancias lo aconsejan y excepcionalmente, de la política o de la empresa, eso sí, debe ser examinada al milímetro.
El nuevo embajador ha hecho unas declaraciones en que defiende que "los catalanes tienen que sentirse potentes y representados en el mundo en su identidad cultural y, si el lugar es la UNESCO, yo defenderé los intereses de Cataluña, como defenderé los de cualquier región que tenga una identidad propia".
Dado que la UNESCO es la organización internacional que se ocupa de la cultura, la educación y las lenguas, es importante que quien allí nos representa sea sensible a la diversidad cultural y piense que es bueno el plurilingüismo porque así uno “puede expresar su libertad y pensamiento en más lenguas" .
A este fin ha propuesto la idea de crear una oficina que coordine la presencia en la UNESCO de las lenguas que se hablan en España cuya sede estaría en Barcelona. Me suena bien, si bien es una idea muy verde que, al parecer, no está todavía negociada ni con UNESCO ni con la Generalitat. No sé si en el actual panorama de difíciles relaciones entre la Generalitat y el gobierno español se darán unos y otros la confianza para que pueda prosperar. En todo caso unos y otros deberían conocer, valorar y aprovechar (sin aprovecharse ni fagocitarla) la trayectoria de más de 30 años de relación oficial de la sociedad civil catalana con la UNESCO, muy reconocida en materia lingüística.
Como vasco entiendo que esta sede pueda estar en Barcelona, dado que es la capital de la principal comunidad lingüística del país, tras la castellana. Desde Euskadi deberíamos apoyar esta iniciativa sin olvidar los objetivos, que he defendido aquí en otras ocasiones, de ir avanzando hacia una relación más directa y oficial con la UNESCO, sobre la base del acuerdo actual entre el Gobierno Vasco y esta organización, avalado por el Estado, y respetando los respectivos marcos constitucionales (español y de la UNESCO) para profundizar en la participación responsable, leal (con España y con la UNESCO) y autónoma de nuestro país en esta organización. Es posible con los actuales marcos jurídicos. Quizá el momento sea éste y comience por apoyar la iniciativa de un embajador valenciano para Barcelona.