MICHELLE BACHELET
NUEVA JEFA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Hace unos meses
comentamos en estas mismas páginas que el Alto Comisionado de la ONU para
los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, de Jordania,
renunciaba a presentarse a un segundo mandato. Aquel día les expresé
mi simpatía por el personaje y mi reconocimiento por su liderazgo
durante estos años al frente de la máxima institución mundial de
Derechos Humanos. Dijimos que las razones que daba para renunciar a
la continuidad eran graves: otro mandato “en el contexto
geopolítico actual, podría significar hincar la rodilla para
suplicar; silenciar una denuncia; rebajar la independencia y la
integridad”.
Y es que el Alto
Comisionado se había hecho notar por sus posiciones firmes, lo que
le había hecho chocar con ese Estados Unidos que no sólo abandona
la UNESCO o la alianza global contra el Cambio Climático, sino el
propio Consejo de Derechos Humanos. Es muy lamentable que un estado
que fue clave en la creación de la ONU y el sistema internacional de
Derechos Humanos, forme hoy junto a Irán, Corea del Norte y Eritrea
el innoble grupo de los cuatro estados que se niegan a participar en
el Consejo de la ONU.
Pero no creamos que
Zeid Ra’ad Al Hussein ha sido anti-yanqui al uso, es un diplomático
impecable y ha sido igualmente implacable con Rusia, China o Irán,
por no hablar de su posición contra todo integrismo o fanatismo,
venga de donde venga. Ha estado con voz mesurada pero firme, al lado
de las víctimas lo mismo en Myanmar que en la República
Centroafricana, Nicaragua o Venezuela.
El Alto
Comisionado para los Derechos Humanos tiene rango de Vicesecretario
General de la ONU. Es el máximo responsable de la ONU para todas las
cuestiones relativas a los Derechos Humanos, tanto las técnicas y
administrativas, como las políticas o de desarrollo normativo e
institucional. Es la gran autoridad mundial en materia de Derechos
Humanos. Desde la creación de la institución, en 1993, han servido
en este cargo seis personas de un alto reconocimiento moral, político
e intelectual: tres mujeres y tres hombres.
El Secretario
General de la ONU ha presentado esta semana, tras prolongadas
consultas (y negociaciones) con los grupos regionales el nombre de
Michelle Bachelet para el cargo. La Asamblea General ratificó ayer
mismo la propuesta.
¿Es Michelle
Bachelet la persona para tan difícil papeleta en un momento en que
el sistema de promoción y protección de los Derechos Humanos de la
ONU está puesta en cuestión por una inusitada alianza entre Rusia,
China, Irán y los EEUU que la estrangulan a base de recorte de
recursos y críticas y desprecios?
A la nueva
Alta Comisionada le tocará una tarea que requerirá un equilibrio
casi imposible entre fuerza y templanza, entre tesón y flexibilidad,
entre visión y táctica, entre rigor y mano izquierda.
Michelle Bachelet ha
sido víctima de violaciones graves de Derechos Humanos. Es sensible
como la que más a los Derechos Humanos y a la importancia de su
internacionalización. Tiene experiencia como presidenta de un país,
por lo que entiende bien las necesidades y limitaciones de la
política. Tiene formación intelectual sólida. Ha sido Directora de
ONU Mujeres, con lo que además le conocemos sensibilidad para la
igualdad de género y experiencia en el sistema ONU, con sus
grandezas y sus limitaciones. Tiene prestigio internacional, si bien
su popularidad en su país no es alta. A sus 66 años éste será
probablemente el último gran cargo de su carrera y no tiene
necesidad alguna de someterse a ataduras que limiten su
independencia.
Soy realista, no le
pido un sobresaliente, me conformaré con darle un aprobado a fin de
curso. No, no es nada fácil lo que le espera, pero si no es
Bachelet, ¿quién sería la persona ideal?, no se me ocurre, en el
mundo de lo posible, un nombre mejor. Tiene todo mi apoyo.
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