domingo, 19 de octubre de 2014

El futuro del trabajo... y de los derechos sociales.

Estoy leyendo con muchísimo interés el ensayo de Lynda Gratton titulado "Prepárate: el futuro del trabajo ya está aquí", editado en España por Galaxia Gutenberg (2012).

http://www.lyndagratton.com/
 

Gratton, profesora en la London School of Economics e internacionalmente reconocida como una de las personas más influyentes del mundo en estos temas, nos acerca unas reflexiones sobre cómo será el trabajo en el futuro y cómo podemos prepararnos a esos nuevos escenarios. Podemos seguir actualizando sus contribuciones a estos temas en su blog o en sus artículos en algunas de las principales revistas del mundo.
 
Me gusta su visión del trabajo como lugar donde procurar contribuir a una sociedad mejor y al tiempo buscar nuestro desarrollo personal y nuestro crecimiento. Aquí tienes una charla TED en que habla de estas cosas (anímate: su inglés es muy fácilmente comprensible).
 
Gratton analiza 5 grupos de cambios o 5, como ella las llama, fuerzas, que están cambiando (que lo ha cambiado ya en gran parte) nuestro entorno -incluido el laboral- e intenta sacar consecuencias prácticas para nuestros próximos 10 años en adelante . Estas fuerzas son: la fuerza de la tecnología, la fuerza de la globalización, la fuerza de la demografía y la longevidad, la fuerza de la sociedad y la fuerza de la energía.
 
http://www.lyndagratton.com/speaking.html
 
El trabajo ha cambiado, está cambiando y va a seguir cambiando y nosotros haremos bien en conocer esos cambios, en no empeñarnos en hacer como que no los vemos, y reaccionar, prepararnos y, en la medida de lo posible, aprovecharlos para mejorar.
 
Es un futuro con dificultades y problemas propios, nuevos o agravados, no hay que negarlo. Pero es también un futuro cargado de oportunidades y posibilidades nuevas y mejores para mucha más gente en el mundo. Hay que conocer los pros y los contras de ese nuevo mundo del trabajo y prepararse para lo uno y lo otro. Ante la incertidumbre es comprensible que el miedo nos gobierne, sobre todo cuando no nos sentimos preparados o valorados, pero la desconfianza, la prevención, la sospecha, el inmovilismo y el miedo nos van a ayudar bien poco. Por eso hay que prepararse bien y actuar, si de verdad nos importa un futuro mejor para el mundo y para los nuestros, proactivamente, con iniciativa, aprovechando las oportunidades y no sólo reactiva o resistentemente ante los riesgos.
 
Podemos simplemente pedir que los cambios no lleguen, cerrar los ojos y apretar los dientes, soñar con que la crisis terminará y volveremos al mundo que dejamos atrás, pero eso, por mucho que lo deseemos no es ya posible. Las relaciones de trabajo que conocimos, basadas en conceptos del siglo XIX y XX, son ya viejas.
 
Consecuentemente -y esto ya no está en el libro, es de mi cosecha- también ciertas visiones de los derechos sociales, incluidos los laborales, deben cambiar y adaptarse. Quienes quieran negar los cambios, quienes quieran resistirlos, podrán encontrar esta afirmación peligrosa e incluso provocadora, sin embargo creo que la fidelidad a los valores de los derechos sociales no está en el inmovilismo conceptual, sino en el esfuerzo de adaptación de los instrumentos de otro tiempo a las necesidades del momento.
 
Una lucha por los derechos sociales y laborales basados en conceptos decimonónicos (o sesenteros) de las relaciones sociales y de trabajo ya no nos puede servir como nos servía hace 30 años. Una visión social o sindical basado en los juegos de suma cero entre los intereses del empleador y el empleado, y una lucha centrada en la contabilidad de tiempo y de dinero, va a servir cada vez menos a los intereses de progresivamente mayores sectores de trabajadores de nuestras sociedades.
 
Los derechos sociales y laborales deben adaptarse a estos cambios y dar nuevas respuestas a nuevos problemas, para que estos derechos sigan protegiéndonos y ayudándonos a abrir puertas hacia formas de aprovechar mejor las oportunidades que ya están aquí y de desarrollar mejor las capacidades de todos, que no otra cosa es, simplificando a Amartya Sen, el desarrollo humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario