martes, 21 de octubre de 2014

Spain is back!: España nuevo miembro del Consejo de Seguridad (2015-2016)

La semana pasada la Asamblea General de la ONU, en reñida votación, eligió la candidatura de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el bienio 2015-2016.

Fueron necesarias hasta tres votaciones para que España obtuviera el número de votos requerido y superara a su más cercana rival, que fue Turquía. España se suma así a Nueva Zelanda, Angola, Malasia y Venezuela, que completan el número de cinco asientos que el jueves tenían que elegirse.

Es la quinta vez que España accede al Consejo desde su primera ocasión en el tardofranquismo y desde entonces lo hace cada 10 años aproximadamente (1969 – 1970 , 1981 – 1982 , 1993 – 1994 , 2003 – 2004, y 2015-2016).

http://www.spainun.org/2014/10/espana-por-quinta-vez-en-el-consejo-de-seguridad/


¿Qué es el Consejo de Seguridad y cómo se elige?

La composición, elección y funciones del Consejo de Seguridad vienen explicadas en los artículos 23 al 32 de la Carta de las Naciones Unidas. "Los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad serán elegidos por un periodo de dos años" (art. 23.2)

El Consejo tiene "la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales" (art. 24) y a ese fin todos los países "miembros de las Naciones Unidas convienen en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad" (art. 25) 

http://www.un.org/es/sc/about/

El Consejo se Seguridad puede llegar a adoptar medidas coercitivas como sanciones económicas, embargos de armas, sanciones y restricciones financieras o prohibiciones de viajar; ruptura de relaciones diplomáticas; bloqueos; o incluso acciones militares colectivas (ver Capítulo VII de la Carta).

¿Porqué es importante -pero no gratis- para un estado estar en el Consejo?

Ser miembro del Consejo de Seguridad supone por tanto, como es fácil imaginar, para un estado una posición central en la política internacional. Su posición frente a los distintos conflictos y prioridades globales pasa a ser enormemente relevante, su simpatía o apoyo a tal o cual causa serán buscadas con ahínco por el resto de países... y en su caso premiadas cuando satisfacen o castigadas cuando decepcionan.


El estado, por decirlo de una forma coloquial, se convierte en uno de los "más populares del insti"... o de los más criticados. Recordemos, por ejemplo, durante el anterior mandato de España (2003-2004) las tremendas presiones que sufrieron todos los miembros del Consejo para posicionarse en relación a la autorización del uso de la fuerza contra Iraq. Ni España, ni Chile, ni México podrán olvidar fácilmente aquellos días. Y no creo equivocarme si pienso que los representantes españoles ante el Consejo aquellos días no pueden recordarlo ni con agrado ni con orgullo.

Estar en el Consejo es por tanto una oportunidad, una responsabilidad... y un riesgo. Llegar al Consejo debería suponer por tanto ideas claras con respecto a lo que se quiere hacer durante ese bienio, lo que se quiere defender, priorizar, proponer, dinamizar... y los riesgos de no satisfacer a todos, claro está.

¿Cuáles son los objetivos de España? 

España ha hecho valer en defensa de su candidatura su posición en el sistema internacional, su contribución en las misiones de paz, en la cooperación internacional (lo cual no deja de resultar un tanto sorprendente en tiempos de recortes radicales en este capítulo) y como importante donante al sistema ONU, o algunos hitos en materia de Derechos Humanos (algunas de ellas bien conocidas, de primera mano, por quien esto escribe, como la ratificación Protocolo DESC o el impulso del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento). Ver todo ello en el documento facilitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.


Pero a futuro, ¿sabemos cuáles son los objetivos de España para haber apostado tan fuerte por esta elección?. Algunos podrán decir que no es necesario objetivo concreto alguno, que estar allí es ya un logro en sí mismo, que eso potencia la posición del país, que simplemente tocaba (si respetamos ese ciclo de 10 años antes comentado) o incluso nos hablarán de la oportunidad para la Marca España.

Todo ello es cierto, pero creo que no es suficiente. Si no se tiene muy claro qué se quiere hacer durante este bienio, podemos terminar viéndolo pasar sin aprovechar de verdad las oportunidad que arriba hemos visto y sin una estrategia para sortear sus riesgos.

El País nos dice que "Margallo no quiso avanzar la agenda que España llevará al Consejo de Seguridad a partir de enero de 2015" , no parece buen comienzo.

EuropaPress quiere respondernos a esta pregunta ¿Qué va a defender España en el Consejo de Seguridad de la ONU?, pero en su reportaje no hace sino picotear de los temas tratados en el prospecto del MAEC arriba referido: se mencionan los méritos que España presenta en su campaña, no sus objetivos, ni prioridades o ambiciones.

Un tema que se reitera es el de la lucha contra el terrorismo y la defensa de las víctimas del terrorismo. No puedo estar más de acuerdo con esos objetivos. Para hacerlos más potentes sería deseable que España se mostrara ejemplar en el respeto de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo y ejemplar en la defensa de todas las víctimas de violencias ilegítimas y terrorismos. (Los informes de algunos relatores especiales nos dan orientaciones sobre cómo mejorar en estos ámbitos.)   

Conclusión

"Spain is back!", celebra el Ministro Margallo (no sé si con cierto regusto a reproche al periodo de Zapatero, cuando creo que, sin embargo, durante esos años España estuvo tanto o más presente que nunca en la ONU, pero ése es otro asunto). El Presidente Rajoy celebra la elección como "una noticia excelente". No dudo que resulta un momento muy importante para la acción exterior de España, pero creo que sería deseable aprovechar estos meses que quedan hasta la toma efectiva de posesión del asiento en el Consejo para definir mejor los objetivos y las apuestas de España, para no jugar sólo reactivamente a las crisis según sucedan (algo inevitable, por otra parte) sino proponer objetivos potentes y hacer a la sociedad cómplice y partícipe de ellas. A mí cuando menos, me gustaría conocer mejor esos objetivos en los que España se va a comprometer.

A veces sucede que un nombramiento termina, de tanto esfuerzo que se puso en su consecución, convirtiéndose en un fin en sí mismo y tras su logro uno queda como desinflado, con sensación de deberes hechos, y sin caer en la cuenta que el puesto o cargo tan anhelado era un instrumento poderosísimo para hacer cosas, pero que saber qué cosas queríamos hacer con aquel puesto sigue siendo lo más importante. Deseamos de verdad que eso no le pase a España en esta ocasión.

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