Ayer terminó el estudio del informe de Venezuela ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Como soy relator del Comité para Venezuela y aún tenemos que preparar y, posteriormente como Comité en plenario, aprobar las conclusiones y recomendaciones, prefiero ahora no hacer ni valoraciones ni interpretaciones. No sería correcto ni útil.
Os adjunto, sin embargo, la nota de prensa de las Naciones Unidas sobre lo sucedido ayer.
Hubo al final un momento tenso y por eso, como bien indica la nota, me ví obligado a explicar que todas las cuestiones planteadas por el Comité se hicieron con el máximo respeto al país y que este ejercicio no puede verse como un ataque a la soberanía de ningún estado, sino precisamente como un ejercicio vivo de esa soberanía que, afortunadamente para todos, ha querido ir comprometiéndose con mecanismos internacionales de promoción y protección de los Derechos Humanos cada vez más evolucionados.
Tengo que decir que yo he aprendido mucho sobre Venezuela, sus logros y sus problemas. Confío en que la delegación venezolana pueda llevarse igualmente a su país aprendizajes y reflexiones útiles de cómo mejorar la situación de los DESC en el país y cómo hacerlo con una visión global de la debida interdependencia e indivisibilidad de todos los Derechos Humanos y las libertades ciudadanas.
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