Hoy escribo en El Correo y en Diario Vasco sobre el recorrido o efecto internacional que, a mi juicio, tendría una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que se anunciase hoy en el Parlamento de Cataluña.
He dudado mucho si pronunciarme al respecto. A muchos amigos no les va a gustar lo que digo. Incluso hay cosas que quizá les molesten. Siempre es más fácil o más cómodo mantener un discreto silencio cuando se trata de temas tan sensibles y cuando, como es mi caso, tengo buenos amigos, a los que quiero y admiro, en ambos lados de esta historia.
Pero aún así me he decidido a publicar por razones de honestidad, de responsabilidad y tal vez también de ejercicio de la libertad.
En este artículo no quiero colocarme en ninguna trinchera o bajo ninguna bandera, sea del color que sea. No defiendo lo que debería ser a mi juicio el Derecho Internacional o lo que me gustaría que fuera. No me manifiesto ni satisfecho ni insatisfecho. Lo que procuro es compartir cómo veo yo que las cosas son en el mundo de hoy. Y sobre esa base, a partir del principio de realidad, es que creo que cualquiera debe trabajar sus legítimas demandas, posiciones, aspiraciones, propuestas o sueños. A los políticos -y muy especialmente a los cargos públicos- creo que se les debe exigir algo más: cuando menos no dañar.
Pero basta de explicaciones y prolegómenos. El artículo es éste:
Sobre los efectos internacionales de la DUI
El primer párrafo de la Ley del Referéndum de Autodeterminación de Catalunya se remite como fundamento al Derecho de Autodeterminación consagrado en los Pactos de Derechos Humanos de 1966 y a la Carta de la ONU. Este domingo, sin embargo, Josep Borrell en su discurso en Barcelona decía en sentido contrario que: «no se puede creer a los que dicen que el Derecho Internacional está de su lado, porque no es verdad, no está de su lado». ¿En qué quedamos? ¿Una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que eventualmente se proclamara hoy contaría con alguna legitimidad o reconocimiento internacionales? ¿Tiene algún recorrido jurídico institucional internacional en las presentes circunstancias?
Trataré de dar una opinión que es personal, pero que no quiere resultar partidista. No quiero apoyar a unos ni a otros. Únicamente responder a las preguntas referidas, con obvio margen de error, lo más objetiva y desapasionadamente que pueda. Estas semanas me ha tocado trabajar en la sede de la ONU en Ginebra. El lunes pasado los diarios internacionales informaban en portada. «Cientos de heridos», titulaba Financial Times. «La violencia aumenta la brecha entre Cataluña y España», según 'Le Figaro'. «Violencia y caos en Cataluña», decía 'Le Temps'. Se veían impactantes fotos.
Si alguien en el Gobierno español se había propuesto evitar la internacionalización del proceso, se había cubierto de gloria. La internacionalización que las autoridades catalanas no habían logrado hasta la fecha se veía multiplicada gracias a esas imágenes. La comunidad internacional, que hasta entonces había mostrado en general una discreta indiferencia, de pronto parecía afectada. Ese lunes todo el que se me acercaba en la sede de la ONU, fuera ruso, indonesio o jordano, me preguntaba por Cataluña. La sensación era de sorpresa e incredulidad.
Pero por mucho que las portadas crearan un momento de simpatía, las posiciones de la UE y de la ONU no cambiaron ese lunes y no van a cambiar esta semana. La UE seguirá mostrándose contraria a cualquier proceso que no sea acordado con el Estado miembro implicado, en este caso España. Una DUI hoy encontraría a la UE enfrente. Si quiere entrar en el club, la UE exigirá a Cataluña ponerse a la cola de entrada, pagar algunos platos rotos y someterse a los criterios que establezcan los estados, España y Francia especialmente.
Los defensores del proceso catalán podrán recibir muestras de solidaridad de algunos eurodiputados de las tendencias más variadas (incluidos algunos peligrosos amigos de extrema derecha y euroescépticos). Obtendrán alguna declaración comprensiva de autoridades de rango medio y numerosos llamamientos genéricos al diálogo, la tolerancia y la negociación, pero no un apoyo institucional de un Estado y mucho menos de la Unión en su conjunto.
En la ONU pasará algo parecido. El Alto Comisionado se interesa para que las respuestas policiales se atengan a los principios de los derechos humanos, como debe hacerlo en cualquier circunstancia, pero no puede hacer juicio alguno sobre el proceso de fondo. Los principios de la ONU no están en juego en el caso catalán. Se podrán encontrar, entre las distintos expertos de la ONU, uno o dos versos sueltos que den declaraciones vistosas, pero el caso no recoge las condiciones para ser sujeto del derecho de autodeterminación reconocido en los pactos del 66 como fundamento de una DUI. Tampoco vive Cataluña un proceso de negación masiva, sistemática y grave de derechos humanos o un sometimiento político o cultural violento tal que «se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión» o a algún tipo de secesión. Ningún órgano de la ONU, y menos la Corte Internacional de Justicia, aceptaría tal interpretación.
La DUI no se puede apoyar ni en el derecho europeo ni en el internacional. No se puede decir que esto no pasa en ningún otro país europeo, que es inaudito: no creo que sea verdad. Ni siquiera la idealizada Confederación Helvética permitiría una solución a la catalana, sino una que pasara por la modificación constitucional pactada, con votación en todo el territorio suizo con doble mayoría, de cantones y de población.
El DUI no tendría recorrido o reconocimiento internacional. No hay forma en el mundo real de escapar a la necesidad de buscar fórmulas innovadoras si de lo que se trata es de negociar elementos de soberanía. Y digo elementos de soberanía porque la soberanía absoluta clásica ya no existe en nuestro entorno. Las soberanías son ya varias, superpuestas y simultáneas. Quizá asumir este hecho ayudaría en un futuro diálogo, rebajando símbolos y emociones por ambas partes, y facilitando acuerdos dignos para todos y respetuosos con las normas, los derechos y las libertades de todos. La paz social y la convivencia exigen respeto a las normas, cierto, pero también cauces de cambio reales, no solo formales, cuando la demanda social es fuerte. Pero, de nuevo, esos cauces solo pueden darse en el marco de los principios aceptados por la comunidad internacional. Me temo que, nos guste o no, engañarnos sobre este punto conlleva consecuencias políticas, económicas y sociales muy graves. Las estamos viendo.
ES VERDAD QUE LA RELIGIÓN ES MENTIRA
ResponderEliminar...viaje interestelar aceleración constante (sin religión, bandera Tierra◙◙: 2 circunferencias tangentes, derecha: Europa, África, América...izquierda: Asia, Oceanía... continentes en marrón, mares en azul claro iridiscente, contra el fondo azul oscuro del Universo con estrellas en blanco)... 1 solo Planeta Unido sin naciones, sin guerras y sin fronteras (solo cidades)... con 1 solo Gobierno Mundial, 1 solo Idioma, 1 solo Ejército, 1 solo Himno y 1 sola Bandera.
ResponderEliminarlos independentistas, nacionalistas y patriotas del "America first" (y al resto del mundo que lo parta un rayo) ya no tienen nada que hacer, ES TARDE. Pronto van a ser declarados ENEMIGOS DE LA HUMANIDAD responsables de los millones de muertos en todas las guerras. Así que RIDÍCULOS INDEPENDENTISTAS, fuera ya de una vez
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...viaje interestelar aceleración constante (sin religión, sin patriotas)... ser un patriota no es ninguna virtud sino un defecto criminal, malditos sean los criminales patriotas rusos, chinos y demás congéneres que solo "aspiran" a que el mundo "les tema" amenazando con sus missiles hipersónicos, la "gran" rusia donde se gastan el PIB en armas mientras sus gentes no tienen alcantarillado, ni agua corriente ni calefacciónj; en vez de dejarse ya de cuentos independentistas nacionalistas "idiomistas" separatistas y unirse de una vez a la comunidad mundial y remar todos juntos aunando valías hacia unb Mundo en Paz y Justicia por fin.
ResponderEliminar"el Patriotismo es la virtud de los depravados"
Eliminar...viaje interestelar aceleración constante (sin separatismos)... es "muy humano" (hasta ahora) querer separarse de los demás (para vivir mejor que los demás), querer hablar diferente para no entenderse llamando a la proliferación de jerigonzas del terruño "riqueza cultural". No se puede seguir consintiendo a los separatistas catalanes, vascos y demás congéneres que sigan adelante con su cuento del "derecho a decidir". Ese "derecho" ya no existe. La Humanidad va hacia la Unión Global preparando el salto a las estrellas.
ResponderEliminar...viaje interestelar aceleración constante (Universal Union)... UU... las naciones y los nacionalistas y los patriotas deben quedar en el pasado como algo malo y superado. O es que la Humanidad va a ir a los Exo-planetas con una bandera nacionalista cualquiera, en vez de con la Bandera definitiva acordada en un Mundo de territorios adheridos a la UU con 1 solo Gobierno Mundial y 1 solo Idioma.
ResponderEliminarpero es que no habéis visto Star-Trek "salvar la Tierra" lo de las ballenas grises, no veis como hay en el futuro ya 1 solo Gobierno Mundial y 1 solo Idioma. Ese es el camino natural que lleva el mundo, porque lo justo y verdadero siempre acaba imponiéndose por encima de lo injusto y mentiroso como el independentismo que quiere separarse de los demás, que asquertosos independentistas sinvergüenzas.
ResponderEliminar...viaje interestelar aceleración constante /sin separatistas/,,, todo el que quiere separarse de los demás es un sinvergüenza y un criminal ------ Todo el que quiere Unirse a los Demás es Persona de Bien con Futuro para Remar todos Juntos hacia el Progreso y el Bienestar. Los inmigrantes tienen que venir a trabajar honradamente e integrarse, no a traer más religiones canallescas contra las mujeres. No se puede consentir que los inmigrantes vengan a cometer delitos.
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