Espero que os parezca interesante.
Os cuelgo aquí la imagen y, por si osreulta más fácil para leer, copio abajo el texto.
Negociando un acuerdo de gobierno
No estoy hablando de objetivos que requirieran grandes
cambios legislativos o constitucionales o que supusieran alteraciones en el estatus
internacional de nuestro país. Estos cambios deben venir –o no venir- en su
caso, por otra vía, por el acuerdo entre vascos primero, por el ejercicio de la
bilateralidad con el estado después, y en todo caso con respeto a las normas
vascas, españolas e internacionales, tanto en el fondo, como en el
procedimiento.
Buscaría en cambio objetivos realistas, jurídicamente
sencillos pero al tiempo políticamente ambiciosos. Buscaría primero garantías
de respeto a las competencias vascas en materia de acción exterior, para
blindarlas contra leyes que, como hemos visto recientemente, busquen limitarlas.
Buscaría después un par de hitos que marquen una diferencia
de interlocución vasca en los organismos internacionales pero sin suponer
cambios que, repito, no corresponden al ámbito de negociación que estamos
considerando ahora.
Imagino para empezar una Comisión Vasca de la UNESCO que,
con respeto a las competencias estatales y a la constitución de la UNESCO,
pueda servir de vínculo directo entre este organismo internacional y la
sociedad vasca y sus instituciones.
Recordemos que la UNESCO es la organización de las Naciones
Unidas para la Educación, al Ciencia, la Cultura y la Información, y que muchos
de los contenidos que trabaja este organismo corresponden a competencias
propias: cultura, lengua, educación, espacios naturales, patrimonio… Recordemos
que ha habido relaciones oficiales de la UNESCO con el Gobierno Vasco desde
hace 20 años, desde tiempos del Lehendakari Ardanza.
Recordemos igualmente la importante tradición de
colaboración civil vasca con este organismo (el Centro UNESCO cumple este año
25 años, pero se le pueden trazar antecedentes, con muy ilustres actores, hasta
la propia constitución de la UNESCO) y recordemos la importante red de
organizaciones vascas reconocidas, de una u otra forma, por la UNESCO y
constituidas ya como Red Vasca de la UNESCO. Pienso que el trabajo de fondo
está, de alguna manera, hecho.
Pensemos que Bélgica no tiene una comisión nacional para la
UNESCO, sino dos, la flamenca y la francófona. Los canadienses tienen otro
modelo, con una sola comisión nacional, pero varios representantes quebequenses
en la delegación ante la UNESCO, con rango de consejero principal uno de ellos,
que puede actuar como representante del país en ausencia del embajador. Es otro
modelo.
No se trata de copiar el modelo belga o canadiense, sino de
imaginar e inventar el propio, con respeto a las competencias constitucionales
españolas, estatutarias vascas y a las normas de la UNESCO.
Imagino además, como segundo hito, una Institución Nacional
Vasca de Derechos Humanos reconocida por la ONU como tal Institución Nacional
de Derechos Humanos. Estas instituciones funcionan como enlaces entre la ONU y
los distintos países para determinadas materias. En caso de acreditar determinados
requisitos de independencia y de atribuciones y recursos (llamados Principios
de París) estas instituciones son reconocidas por la ONU como Instituciones
Nacionales de Derechos Humanos.
Normalmente hay una institución Nacional por estado, pero
hay también otras fórmulas. Escocia e Irlanda del Norte tienen, por ejemplo,
sendas comisiones nacionales con el máximo reconocimiento internacional y la
máxima categoría ONU. ¿Porqué no una vasca?
Como decía son objetivos posibilistas pero ambiciosos. Son
realistas porque su ejecución sería posible sin grandes cambios legales y con
escrupuloso respeto a las competencias estatales y a las normas de los
respectivos organismos internacionales. Son ambiciosos por que significarían un
gran avance de la participación vasca en el ámbito del multilateralismo.
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