Fue creada en 1948 y tiene como función "el liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales."
Su Directora General es la china Margaret Chan.
Margaret Chan, fotografiada por Paolo Verzone para TIME |
Según la periodista la OMS habría pecado de reacción muy tardía y de ser incapaz de movilizar los recursos y las medidas necesarias en un caso como este. Se basa en comentarios que dice haber oído para concluir que en alguna oficina de la OMS en el terreno el trabajo ha sido horroroso ("awful") y no contenta con ello llega a juzgar a la OMS en su conjunto como principal culpable ("prime culprit") al que responsabilizar de lo que ha pasado, puesto que la organización estaba pensada para afrontar este tipo de crisis y no ha logrado controlarla.
Conozco bien los defectos de los organismos internacionales en general y hace ya meses que me sumé públicamente a las voces que venían llamando a una mayor implicación de la comunidad internacional, pero de ahí a culpabilizar a la OMS me parece que hay un abismo. Y creo que no es justo.
Especialmente humillante me parece el momento de la entrevista en que la Directora General debe justificar ante la inclemente periodista que lleva meses trabajando 18 horas diarias fines de semana incluidos. La DG le explica también que la OMS no puede ser una agencia de una sola enfermedad y que mientras tanto hay otras muchas crisis igualmente importantes que atender.
A la OMS le pedimos que afronte, gobierne, controle, resuelva esta crisis que ha afectado a varios países sin recursos, con sistemas de salud totalmente destrozados por la guerra, la pobreza y la poca formación. Pero la OMS lleva varios años con presupuestos reducidos por la crisis y por la falta de pago de las contribuciones de algunos estados.
La OMS a petición/exigencia de los estados de la comunidad internacional ha tenido que deshacerse de casi mil trabajadores y reducir sus presupestos en 500 millones (un 12% aproximadamente). Los estados (y las revistas tipo TIME) están muy satisfechos de ese recorte, pero le pide a la OMS que responda a una crisis sin precedentes sin aumentar los recursos y acto seguido culpan a su DG de nos ser capaz de liderar la respuesta mundial ante la crisis: es un ejercicio de hipocresía sublime.
El presupuesto bienal de la OMS es de 3977 millones de dólares y sólo el 23% se financiará vía contribuciones ordinarias de los estados, el resto se recaudará a base de donaciones voluntarias de estados y entidades privadas y particulares. Tienes aquí toda la información sobre el presupuesto 2014-2015.
¡Pero 4000 millones de dólares bienales es mucho dinero¡, se me dirá. Sí, es mucho y con eso se puede hacer mucho. Pero podemos comparar esa cantidad, por ejemplo, con el presupuesto de sanidad del Gobierno Vasco para el 2014: 3.354.198.000 euros. Aplicando el tipo de cambio resulta que el presupuesto anual del Gobierno Vasco para salud es superior al presupuesto bienal de la OMS. A veces comparar magnitudes es importante para entender la situación.
La Directora General de la OMS dice que los países deben preguntarse si tienen interés en invertir en seguridad global:
"El mundo esta vez ha aprendido una lección: el mundo está mal preparado para las emergencias severas y prolongadas de salud pública. Por eso espero que éste sea un punto de inflexión, un momento clave para que la gente entienda que si quieres seguridad sanitaria global tienes que invertir."
La OMS debe aprender de sus errores, debe hacer autocrítica y debe reformarse profundamente para ser más ágil y eficaz, pero las críticas facilonas e injustas no creo que ayuden. La Directora General de la OMS dice estar empeñada en hacer esa reforma antes de que su mandato expire. Será difícil.
Necesitamos una autoridad mundial no sólo que haga frente a estas crisis, sino que fomente el derecho a la salud, los sistemas sanitarios dignos, el conocimiento médico, la calidad de la asistencia, la investigación, el control, mil cosas más que todos necesitamos. Y que lo haga mano a mano con otros muchos agentes locales, nacionales e internacionales, con los servicios sanitarios, con las universidades, con las ONGs y otros actores.
Pero tengo una mala noticia: sin dinero, mucho dinero, eso no se consigue. Bajar los presupuestos y aumentar las demandas es un camino seguro para la frustración y el fracaso.
Y no olvidemos por fin, que tras las desmedidas críticas al sistema de la ONU por parte de algunos importantes grupos de comunicación (crítica de la que luego se hacen eco todo tipo de sectores) hay una agenda ideológica y política de oposición a la gobernanza pública de la globalización (ver por ejemplo editorial del Wall Street Journal del 5 de Noviembre). Una agenda de promoción de otros agentes privados que supuestamente harían mejor esas funciones. Y frente a ello yo creo que necesitamos más (y por supuesto mejor) gobernanza global, no desde luego en competencia con esos otros agentes privados (fundaciones, empresas, farmacéuticas, ONGs), sino en enriquecedora coordinación con ellos.
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P.D. Al día siguiente de la publicación de este post, el Premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, publica (10.11.14) un artículo con algunas observaciones coincidentes.
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